Por Frank Martin

La industria turística mundial, sumamente vinculada a la naturaleza, tiene, según estudios, un problema cada vez mayor y más pendiente de solución: las emisiones de gases de efecto invernadero que apresuran el cambio climático.

Los análisis especializados confirman que el sector con sus millones de viajeros al año es responsable del 9 al 12% de las emisiones globales totales de esos gases.

Un informe internacional al respecto subrayó que los costos sociales y sobre el entorno natural del planeta son muy altos.

En medio de la restauración tras la pandemia universal de la industria, las autoridades que administran ese sector del ocio piensan que no se puede perder la oportunidad de tener avances contra los gases de invernadero.

La estrategia que se necesita para ejercer un control más efectivo sobre el problema es también cara y compleja, pero no tiene alternativas.

La industria mundial de viajes y turismo crea oportunidades para las sociedades de todo el mundo, la economía y la naturaleza. Sin embargo, el informe internacional más reciente acerca del fenómeno muestra que la industria actualmente está generando costos ambientales y sociales significativos y es responsable del 9-12% de las emisiones globales totales de gases de efecto invernadero.

El informe mencionado encontró que estas emisiones aumentarán en un 20% para 2030. Estas son malas noticias con relación al temido cambio climático y a sus efectos destructivos

Son necesidades perentorias reducir las emisiones, proteger y restaurar la naturaleza, fortalecer las comunidades, cambiar los comportamientos de los viajeros y aumentar la resiliencia al cambio climático, entre otras necesidades.

Los expertos creen que las inversiones en mejorías del transporte, las instalaciones, la protección de la naturaleza son justificados y, además, pueden enfrentarse.

Cálculos de la industria indican que harían falta fondos inmediatos para inversiones que neutralicen el cambio climático antes de 2030

Una conclusión especializada es que esos fondos impulsarán un crecimiento sólido y sostenible en un mundo más protegido.

Una advertencia sobre esos planes es que si no llegan a hacerse se perderá la oportunidad de obtener un futuro mejor para el mundo y dentro de él para el turismo.

Un paso adelante ha sido la reciente cumbre COP27 en la cual los asistentes acordaron crear un fondo para ayudar a las naciones que más están sufriendo las consecuencias del calentamiento global y que menos han contribuido a él.

Tras intensas negociaciones en noviembre último en la localidad egipcia de Sharm el-Sheikh, surgió el acuerdo de establecer el mecanismo de financiación mencionado.

El secretario general de la ONU Antonio Guterres en un mensaje de vídeo emitido desde la sede de la conferencia calificó el acuerdo de un paso importante hacia la justicia.

«Está claro que esto no será suficiente, pero es una señal política muy necesaria para reconstruir la confianza rota», subrayó.

Está demostrado que el turismo es uno de los responsables del cambio climático.

Pero también es una de las víctimas y entre las más vulnerables.

La pérdida del hielo marino, el aumento acelerado del nivel del mar y olas de calor más intensa son consecuencias que podrían “matar” poco a poco los mejores paisajes turísticos del mundo.

Los costos netos anuales aumentarán con el tiempo a medida que aumenten las temperaturas globales. La intensidad, frecuencia y duración de los huracanes del Atlántico Norte, así como la frecuencia de los más fuertes (de categorías 4 y 5) se han incrementado desde principios de la década de 1980.

El precio que tendrá que pagar la humanidad por esos cambios y por las catástrofes que cause aún no pueden contabilizarse. Tampoco puede ser ignorado.

FM

Ferromar

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