Foto: TTC.

La Unión Europea acompaña a Cuba en su objetivo de transformar la matriz energética del país hacia una mayor participación de las fuentes renovables de energía y eficiencia energética, aseguró la Embajadora de la Unión Europea (UE) en la isla caribeña, Sra. Isabel Brilhante Pedrosa, durante la segunda edición de la Feria de Energías Renovables, que transcurre hasta este viernes en La Habana.

En el recinto ferial Pabexpo, la diplomática destacó que con la puesta en marcha en 2018 del Programa de Apoyo a la Política de Energía de Cuba, que la UE financia con 18 millones de euros, las perspectivas de colaboración en este sector son muy positivas.

Con este programa —afirmó— la UE y Cuba unen sus esfuerzos para contribuir a las metas fijadas por la nación caribeña de alcanzar más del 30% de participación en energías renovables para 2030.

En la Mayor de las Antillas, la Unión Europea ha financiado otros proyectos de apoyo al sector, como el de resiliencia energética que implementa la UNE (Unión Nacional Eléctrica de Cuba) para mejorar el acceso y recuperación de la energía ante eventos meteorológicos extremos en la zona que fue más afectada por el huracán Irma, que cuenta con un financiamiento no reembolsable de la UE de 4 millones de euros.

Asimismo, en el marco de los programas regionales EUROCLIMA+ y LAIF, el bloque también apoya proyectos y estudios que contribuyen al desarrollo de las fuentes renovables de energía, como la eólica o la biomasa, y a fortalecer las capacidades nacionales para desarrollar e implementar políticas de eficiencia energética en la isla.

«Seguiremos trabajando para alcanzar nuestras metas comunes, para conseguir una energía más limpia y generada localmente, ayudando a reducir tanto las emisiones de CO2 como las importaciones de combustible y promoviendo así un desarrollo sostenible tanto ambientalmente como económicamente», destacó la Embajadora.

Al igual que la nación cubana —manifestó—, la UE quiere garantizar una energía asequible para todos los consumidores, aumentar la seguridad del suministro energético, reducir la dependencia de las importaciones de energía y crear nuevas oportunidades de crecimiento y empleo; en tanto tiene la capacidad de transformar su economía y su sociedad para situarlas en una senda más sostenible, en la que no habrá emisiones netas de gases de efecto invernadero en 2050 y el crecimiento económico estará disociado del uso de los recursos.

La diplomática subrayó además que con la adopción en los Estados miembros de una multitud de políticas públicas y marcos regulatorios, la UE ha ido mejorando progresivamente durante la última década en materia de energía renovable y eficiencia energética.

En tal sentido, el compromiso del bloque con el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático «se refleja en el Pacto Verde Europeo y en la nueva estrategia, adoptada en diciembre del año pasado, denominada Global Gateway, que permitirá colaborar con países socios, como Cuba, para impulsar inversiones inteligentes, limpias y seguras en infraestructuras físicas sostenibles en los ámbitos digital, climático, energético y de transporte», precisó Isabel Brilhante Pedrosa.

«Reducir aún más las emisiones es un reto que exigirá una inversión pública masiva y un mayor esfuerzo para dirigir el capital privado hacia la acción por el clima y el medio ambiente, evitando al mismo tiempo quedar encajonados en prácticas insostenibles, apuntó.

La Embajadora añadió que «para sacar adelante estas políticas públicas, debemos reflexionar acerca de las políticas de suministro de energía limpia al conjunto de la economía, la industria, la producción y el consumo, las grandes infraestructuras, el transporte, la alimentación y la agricultura, la construcción, la fiscalidad y las prestaciones sociales».

Por una energía más segura, sostenible y a precios accesibles

En mayo de 2022, la Comisión Europea adoptó una nueva política energética, nombrada RE Power EU, que busca lograr una energía más segura, sostenible y a precios accesibles para todos.

«Estamos atravesando una crisis que es más aguda y más amplia que cualquier otra que hayamos vivido antes, ya sea en la década de 1970 o en 2009. Es al mismo tiempo una emergencia climática y una crisis de seguridad energética», expresó Brilhante Pedrosa.

De acuerdo con la diplomática, el efecto dominó del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania «hará que cambien todos los aspectos de nuestros sistemas energéticos: nuestro suministro de combustible, nuestros patrones de demanda, nuestra red de infraestructura, nuestras relaciones comerciales de energía».

De la pandemia de COVID —agregó—aprendimos una lección: la mejor manera de salir de una crisis es no estancarnos en prácticas insostenibles del pasado, sino mirar hacia adelante y construir un futuro diferente. Ello implica un mayor uso de energía renovable para reemplazar el gas en la generación de energía, calefacción y refrigeración, y en la industria.

El bloque prevé desplegar su capacidad renovable a un ritmo mucho más rápido que el actual; de modo que para 2030 hayan podido duplicar la producción de biometano y avanzar en el uso de la energía solar y en la producción de hidrógeno verde.

Sin embargo, a juicio de la Embajadora, las energías renovables son solo una cara de la moneda. «La eficiencia y el ahorro energético son la solución más rápida para aumentar la seguridad energética, ayudar a bajar los precios y reducir las emisiones. Cambiando nuestro comportamiento con elecciones voluntarias, ya podríamos reducir la demanda de petróleo y gas en un 5% para finales de este año. Pequeños gestos pueden tener un gran impacto», remarcó.

Ferromar

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