Dentro del programa de actividades que preparó la corporación Habanos S.A a propósito de la celebración por el 55 aniversario de la marca Cohiba, la más reconocida a nivel mundial, estuvo una visita a la Fábrica de Tabacos El Laguito. Rodeada de encantadores jardines, una imponente mansión de estilo ecléctico devino, en 1966, cuna del puro cubano más exclusivo.

Compuesta por 252 trabajadores (70 % son mujeres), la Fábrica de Tabaco Torcido El Laguito goza de muy buena salud. De acuerdo con declaraciones a TTC de su director general, Oscar Rodríguez Carballeira, durante la pandemia no se detuvo ni un solo día, y su producción se convirtió en el segundo rublo exportable del país en ese momento. Cada día suelen confeccionarse cerca de 9 mil tabacos de 10 o 12 vitolas; no obstante, Rodríguez Carballeira asegura que «la calidad es primordial y constituye lo más importante».

Este emblemático sitio cuenta solamente con 84 torcedores. Los tabaqueros se forman en un curso de nueve meses; sin embargo, para convertirse en torcedores, necesitan de dos a cuatro años.

Elka Odalys Milián, aunque hace tres décadas que trabaja aquí, siente tanto respeto por esa labor que ha preferido dedicarse a otras tareas y admirar a quien puede con semejante maestría convertir las hojas secas en un torcido perfecto, porque, según ella, «ser torcedor es un arte».

María de los Ángeles Rosquete, conocida por todos como «Mamita», fue otra de las trabajadoras que decidió develar a los visitantes algunos de los secretos de este templo del puro cubano. Para ella, a Cohiba lo distingue «el aroma, el sabor, fundamentalmente por la calidad de la hoja con la que se confecciona».

La merecida fama mundial de los Habanos no es fortuita, sino que es resultado de un esmerado cuidado por la calidad en cada etapa del largo proceso productivo. Ana Ibis Magdaleón González, especialista en planificación y estadística de la fábrica, comenta que «el tabaco, desde el inicio del proceso, pasa por un control de calidad estricto: se recibe la materia prima, se revisa la el estado de las hojas, las capas, se observa la humedad…Luego se evalúa el grosor del tabaco, el gramaje de cada vitola, el tiro del tabaco (que debe oscilar entre 40 y 80)».

«Cuando sale de la mesa del tabaquero —agrega Magdaleón González—, pasa a la mesa de revisión, donde se evalúa tabaco por tabaco de cada torcedor; y de ahí pasa al escaparate para reposar por siete días con el objetivo de obtener los niveles de humedad deseados. Posteriormente, va a una mesa donde se clasifica por colores o tonalidades (64 en total, yendo siempre desde los más claros a los más oscuros); y por último, pasa al proceso del anillado y el embalaje en cajas o en petacas».

Con 54 años de trabajo en la fábrica, Nelsa Leonar Delgado es la trabajadora más antigua de El Laguito, donde se desempeña como especialista en máquina de tiro. Aunque no fuma, más de medio siglo de vida dedicado al tabaco cubano la convierten en una autoridad en el gremio. Al preguntarle sobre qué piensa del Cohiba, responde sin titubear: «lo máximo, y no solo aquí en Cuba, sino en el mundo entero».

Decenas de aficionados de diversas latitudes del mundo asisten por estos días a la fiesta por los 55 años de Cohiba. Entre el número de participantes internacionales al evento sobresalen los procedentes de China, un mercado que cada año gana en importancia para los Habanos. En este sentido, Terry Jiang, Presidente de la Agencia China Bellotour, afirmó en perfecto español que «cada turista que llegue a Cuba debe probar todas las marcas, porque todos los puros cubanos son los mejores del mundo».

De acuerdo con el director de la Fábrica El Laguito, este año se están lanzando tres nuevos productos: Victoria, Ideales y Ambar, los cuales serán entregados durante la noche de gala este viernes, en la cual se realizará la subasta de dos humidores de lujo, cuya recaudación se destinará al sistema de Salud Pública Cubana.  

Ambos humidores contienen en su interior casi seiscientos puros Cohiba elaborados «totalmente a mano con tripa larga». Como particularidad, el segundo humidor que será subastado, y que se suma a la celebración en colaboración con la famosa marca de Rare Champagne, contendrá la novedosa vitola Ambar y una exclusiva botella de Champagne Rare Millésime 1988.

Ferromar

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