Los «misterios» salvadoreños

Por Marina Menéndez

*Este artículo fue publicado originalmente en la edición no. 307 de TTC

El reconocimiento de El Salvador como una de las naciones del mundo que más incrementó el número de turistas en los años recientes, obliga a voltear la vista hacia un territorio que no ha sido famoso, precisamente, como destino de vacaciones.

Según el más reciente informe del Barómetro del Turismo Mundial que publica ONU Turismo, esa nación registró un incremento de 81 % en la llegada de visitantes, seguida por Arabia Saudita, con un distante 69 %.

Una breve mirada a su geografía explica las razones por las que el país más pequeño de Centroamérica, carente de profusas instalaciones hoteleras, ha sido también la nación de Latinoamérica y el Caribe que con más prontitud rebasó las cifras de visitantes que recibía en 2019, cuando impactó la pandemia de Covid-19. De entonces a la fecha, la entrada de turistas ascendió en más del 40 %.

Tierra de lagos y volcanes, el llamado Pulgarcito de Centroamérica por su breve extensión, ofrece un panorama impensado para vacacionistas no habituados a contemplar los cráteres rugientes de montañas en cuyo interior bulle el magma.

Ese puede ser el caso del Volcán de San Salvador, que en su pico más alto, El Picacho, tiene casi 1 960 metros sobre el nivel del mar, y puede ser tan bello como amenazante. Cerca de una veintena se erigen en todo el país. Pero no hay que temer, porque fue en 1917  la última vez que un volcán se activó allí.

Igual de seductores resultan los lagos, formados al paso de siglos y donde el agua, siempre estática como un espejo, procede de escurrimientos o de canales subterráneos. Por eso siempre están frías, y resultan un bálsamo revitalizador contra el calor de los veranos.

Aunque ahí radica su exclusividad, El Salvador también es atractivo por sus playas, y por la riqueza patrimonial de su capital.

Las edificaciones en esa urbe proveen cultura pero, también, pedazos del ayer que los convierten en lugares históricos. Algunos, con tristes evocaciones como la Catedral Metropolitana del Divino Salvador del Mundo.

En ella ofició el Arzobispo Oscar Arnulfo Romero, siempre con una palabra de aliento para los desposeídos y brazo defensor de los perseguidos, quien murió víctima de la represión y los paramilitares en 1980, lo que le convirtió en un símbolo.

No obstante, fuentes nacionales aseguran que entre los sitios más visitados en lo que va de año predominan la Biblioteca Nacional, el puerto La Libertad y el Parque Nacional Balboa, entre otros.

Aunque sobran atractivos, expertos locales adjudican el crecimiento de turistas a la renovación de los espacios para ellos y a la mayor seguridad que se vive en el país, y esperan que al concluir 2025, los visitantes superarán los cuatro millones. Quizá Ud sea uno de ellos.

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