La casa más antigua de La Habana

Muchas veces se le pasa por el lado sin sospechar que esta casa es parte importante de la historia habanera. Fotos: TTC

Esta no es la historia de una mansión señorial, joya de una familia poderosa, sino el recuento de la ajetreada existencia de la que es considerada la casa más antigua de la añeja Habana.

Múltiples dueños y usos marcan la diferencia en este lugar que ha sido parte de las diferentes etapas de crecimiento y desarrollo de la capital cubana. Observador y participante, figura como un personaje de gran importancia en la rica historia colonial, republicana y revolucionaria de la Villa de San Cristóbal.

Como cochera también se hizo notar.

Así lo describen las evidencias encontradas en la casa de la calle Obispo 117-119 -ocupa dos casas de dos plantas-, al costado del Palacio de los Capitanes Generales, Habana Vieja, considerada por los estudiosos como una de las más antiguas de la ciudad.

Las continuas remodelaciones dejaron atrás singulares atributos del inmueble, ahora rescatados.

Hoy convertida en museo, muestra al visitante objetos de sus distintas etapas, restos de decoración, y ofrece contenidos multimedia que cuentan su devenir.

La cronología de la sala principal expone sus transformaciones, cómo pasó de ser vivienda y almacén, a cochera, tienda de venta de billetes de lotería, café, agencia de negocios, almacenes, tiendas de relojes, salón de limpiabotas, agencia de pasajes, hasta que a inicios de los 60 se convirtió en fonda. A finales de los 70 comenzó su restauración por la Oficina del Historiador de la Ciudad.

Sus balcones de madera ofrecen una vista inigualable de una de las principales calles de La Habana de todos los tiempos.

La documentación que se aprecia en el Museo da cuenta de que según la doctora Alicia García Santana, “estuvo constituida por dos viviendas, una principal que al parecer no tuvo inicialmente balcones, lo que explica el óculo al centro de la fachada para la iluminación, y otra más pequeña con balconcito en el vano superior, de mayor altura a manera de torre. Fue una casa repetidamente modificada pero la puerta de entrada está enfrentada al patio «(…) Los documentos también sugieren que perteneció a Antón Recio, uno de los vecinos más importantes de La Habana del siglo XVI. Estaba ubicada en el lugar más relevante de la población, frente a la parroquial mayor”.

Propietarios:
-Siglo XVI Anton Recio
-1648 Antonio de Hoces Carrillo y Córdoba
-1714 presbítero Diego Rubí de Zelis
-1841 Manuel González Piñera (su hijo la reconstruye definiendo su aspecto actual y divide en dos casas la propiedad, entonces No. 19 y 21)
-1881 Juan Antonio Bances y Álvarez
-1951 Sociedad Anónima Galidia
-Fines de los años 70 en adelante: Oficina del Historiador de la Ciudad.

Cada rincón es símbolo de las épocas vividas.

Decoraciones murales – tapadas por las remodelaciones y que la restauración ha devuelto a su estado original-, el típico patio interior con un pozo, muestras de azulejos valencianos, baldosas hidráulicas producidas en Cuba en el siglo XIX, que conviven con pisos de piedra en la planta baja.

Techos de teja roja, puertas, ventanas y balcones de madera, componen este híbrido histórico. Desde estos últimos se puede observar a plenitud una de las calles más populares y famosas de la ciudad antigua y moderna.

 

En la planta alta, uno de sus cuartos fue convertido en sala de video. También se rinde homenaje al restaurador Ángel Generoso Bello Romero, destacado profesional de la Oficina del Historiador y de ese arte en el país.

Ferromar

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