Por Frank Martin

En 2023, gradual y visiblemente, la industria mundial del turismo se aleja cada vez más de la destructiva pandemia del coronavirus.

Y esto ocurre sin olvidarse por la industria del ocio internacional las medidas preventivas y de vigilancia epidémica que puedan impedir catastróficos retornos.

El pasado 30 de enero el Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (RSI – 2005) sobre la pandemia emitió un informe en el que recomendó que la pandemia siga constituyendo una emergencia de salud pública de importancia internacional.

La sugerencia no cayó en oídos sordos. Aunque no se hicieron propuestas a acciones extraordinarias el director general de la Organización Mundial de la Salud, doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, aceptó el punto de vista del Comité.

Medios de salud pública mundiales aconsejan también que se mantenga precaución al respecto. Advirtieron además que la Covid-19 podría estar en un momento de llamada transición.

Los organismos mundiales de salud y los que se ocupan del turismo hicieron observaciones similares sin pedir nuevas medidas que puedan ser excesivas.

Pero como hizo el doctor Tedros   todos agradecieron los consejos de expertos de salud para evitar consecuencias negativas.

En otras palabras, el turismo al nivel mundial está en plena recuperación cuidando paso a paso que no ocurra un retorno.

Se están estudiando llamados mecanismos alternativos para mantener la atención mundial y nacional sobre la COVID-19 mientras esta se retira para siempre.

Loa especialistas quieren que esa vigilancia lleve a que un comité internacional de revisión asesore sobre el momento de declarar la Covid-19 y sus modalidades como «derrotadas».

Entre las nuevas iniciativas están las llamadas normativas para el desarrollo y la autorización de vacunas, métodos de diagnóstico y medios terapéuticos para una etapa en la cual la emergencia esté totalmente bajo control.

El sistema de salud universal aplicaría así con la Covid-19  métodos algunos aún en uso  con los que la humanidad venció  letales  epidemias..

El Comité de Emergencia emitió en enero un documento de recomendaciones al respecto para los Estados Miembros de la Organización Mundial de la Salud.

Estas son entre otras aumentar la utilización y la disponibilidad a largo plazo de vacunas, medios de diagnóstico y terapéuticos contra la COVID-19, prepararse para posibles futuros brotes; trabajar con las comunidades y respaldar investigaciones para mejorar las vacunas y la condición que prevalezca tras el control de la COVID-19.

Por parte del Caribe y de sus destinos dependientes económicamente de la industria turística, estas cuestiones son cruciales.

No existen dudas de que el sector de las vacaciones se ha recuperado y lo sigue haciendo, un resultado que verifican las estadísticas de la Organización de Turismo del Caribe (CTO).

La entidad divulgó que el Caribe representó el 3,1 por ciento de todas las llegadas en todo el mundo, con 28,3 millones de visitas turísticas registradas en 2022. La cifra fue un 52,4 por ciento mayor que la de 2021.

Las cifras son prometedoras y lo refrendó la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 2022 al verificar que viajaron por el mundo cerca de 917 millones de personas.

Los turistas de cruceros en la región alcanzaron los 19,2 millones el año pasado o sea cinco veces más que en 2021.

La publicación Travel Market Report publicó por su parte que un buen número de destinos caribeños entre estos St. Maarten, Turcas y Caicos, Puerto Rico, República Dominicana y Curazao superaron el pasado año sus números totales de arribos antes de la pandemia».

«La industria universal del turismo ha dado la bienvenida a los buenos resultados. Pero opina también que ni la cautela ni las precauciones preventivas de salud borrarán la alegría, aunque sí la fortalecerán», expuso un experto consultado por TTC.

 

Ferromar

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