Foto: DorotheaWeber/Pixabay.

La primera letra de su nombre compone la tríada de las islas caribeñas que han sido denominadas como ABC y que integran Aruba, Bonaire y Curazao. Con anterioridad, Travel Trade Caribbean le mostró las bondades de Aruba y Bonaire, así que hoy concluimos la pequeña serie que les propusimos sobre estos tres destinos del Caribe.

Se trata de un territorio autónomo del Reino de los Países Bajos, la mayor de las islas de las Antillas Holandesas. Curazao dispone de una treintena de playas de aguas cristalinas y tranquilas. Willemstad es su  capital y la ciudad más poblada, cuyos barrios principales, Otrabanda y Punda, se encuentran enlazados por el puente Reina Emma.

Precisamente por lo pintorezco de sus edificaciones, la Unesco nombró al centro histórico citadino como Patrimonio de la Humanidad. En su recorrido por la urbe, los tonos pasteles harán que el viajero piense estar transitando por las calles de Ámsterdam; lo que le confiere un exótico encanto a este chispazo de tierra caribeña.

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Foto: Catharina77/Pixabay.

El clima de Curazao es una maravilla, pues, al quedar fuera del cinturón de huracanes, y poseer una temperatura media de 30 grados, deviene rincón perfecto para escapadas durante todo el año a esta cálida región.

Su lengua nativa es el Papiamento, dialecto mezcla de español, portugués, neerlandés e inglés. Su segundo idioma es el holandés, aunque la mayoría de sus pobladores también hablan inglés y español.

En la isla hay disímiles actividades para los visitantes, como recorrer  varios monumentos en Willemstad: el Palacio de Gobierno, la sinagoga Mikvé Israel-Emanuel, la más antigua de América y el famoso edificio amarillo Penha, antigua casa de comerciantes construida en 1708.

Foto: Falco/Pixabay.

También se puede degustar comida local en diversos locales gastronómicos que va revelando la ciudad. Y para los amantes de la fotografía, existe un sinnúmero de murales, intervenciones artísticas y fachadas fotogénicas que pueden irse descubriendo mientras se camina por la urbe capitalina.

Dentro del gran patrimonio que dejaron los holandeses en Curazao están los fuertes construidos para defender este territorio insular de ataques de corsarios y piratas. Hoy en día, algunos de ellos acogen tiendas, restaurantes, oficinas y museos.

En la zona oeste de la isla podrán apreciar fauna y flora característica de la isla, como cactus, iguanas y aves tropicales. Aquí también se encuentran el Parque Nacional Christoffel y el Parque Nacional Siete Bocas, con opciones de senderismo.

Y a manera de guinda del pastel, en el Santuario Sint Willibrordus es posible admirar poblaciones de flamencos en su entorno natural. Un verdadero espectáculo natural que vale la pena vivir, capturar en imágenes y luego atesorarlo en nuestra memoria afectiva.  

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Foto: Skitterphoto/Pexels.
Ferromar

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