Teatro Martí: una vitrina del arte cubano en tres siglos

Foto: Ladyrene Pérez, tomada de Cubadebate.

Inaugurado el 8 de junio de 1884, el Teatro Martí celebra por estos días su 136 aniversario.

Desde su apertura, ha sido escenario de lo más representativo del arte cubano en su más amplia expresión de los géneros lírico, musical y el teatro bufo, así como de muestras imprescindibles del repertorio universal.

Emplazado en una edificación neoclásica de céntrica ubicación, en la esquina de Dragones y Zulueta, La Habana Vieja, fue nombrado inicialmente con el apellido de su fundador y dueño original, el inmigrante español Ricardo Irijoa, y rebautizado, en 1899, con el actual nombre, justo después de su primera remodelación.

Espacio natural de los espectáculos vernáculos de los siglos XIX y XX, por décadas, sus tablas acogieron piezas del bufo cubano, zarzuelas, operetas, óperas, vodeviles, revistas musicales y espectáculos de diversas manifestaciones.

Teatro Martí: una vitrina del arte cubano en tres siglos

Foto: tomada de la página de Facebook del teatro

Para el Dr. Eusebio Leal Spengler, Historiador de La Habana, el Teatro Martí propició, durante el siglo XX, el desarrollo de tres aspectos fundamentales del arte cubano: la tradición musical que se había consagrado y el teatro vernáculo y la comedia bufonesca que “recreaban los temas de la calle, incluyendo la sátira política, en la cual se enfrentaban teatralmente los personajes de la sociedad cubana”.

Sus carteleras anunciaron las compañías de bufos de Alberto Garrido y Arquímides Pous, la agrupación española Cabalgata, el Teatro Cubano Libre, el grupo Jorge Anckermann que representó piezas de directores de gran envergadura como Enrique Núñez Rodríguez y Eduardo Robreño, el Ballet de Alberto Alonso, así como los debuts en Cuba de La Boheme, de Giacomo Puccini, y el séptimo arte, como espectáculo, incorporado en 1897.

Foto: Ladyrene Perez, tomada de Cubadebate

Célebres figuras de España y Cuba actuaron en ese escenario: Antonio Palacios, Consuelo Mayendía, Luz Gil, Federico Piñero, Aníbal de Mar, Mimí Cal, Rita Montaner, María de los Ángeles Santana, Blanca Becerra, Candita Quintana, Alicia Rico, Esther Borja, Bola de Nieve, Luis Carbonell, Rosita Fornés, Orlando de la Rosa, René Cabel…

En el Martí de esas épocas se estrenaron algunas de las más emblemáticas obras del repertorio cubano: Rosa la China, de Ernesto Lecuona; Soledad, Amalia Batista y María Belén Chacón, de Rodrigo Prats; Cecilia Valdés, de Gonzalo Roig; así como las más recientes El premio flaco, El velorio de Pachencho, Dios te salve comisario, Voy abajo y Santa Camila de La Habana Vieja, entre las más recordadas.

Por las condiciones en que se encontraba la edificación, en 1977, se instruyó su cierre para la reconstrucción definitiva a fin de salvaguardar ese símbolo del patrimonio edificado, valioso desde una perspectiva histórica, arquitectónica y cultural.

Con extremo rigor fue sometido a una compleja reparación capital, que recibiera el Premio Nacional de Restauración, bajo la premisa de recuperar parte de la estructura original, fachadas, puertas, ventanas, vitrales, fragmentos de pinturas murales y carpintería, siguiendo los rastros de las ruinas y antiguas fotografías. Al introducir solo los cambios imprescindibles, se evitó al máximo intervenir el diseño original.

Fueron insertadas nuevas técnicas y tecnologías propias de la escena contemporánea –inexistentes cuando fue construido—; se renovaron los sistemas de iluminación, aislamiento acústico, climatización total y cabina técnica; y se ampliaron los camerinos, la cafetería y las áreas exteriores. Reabrió sus puertas el 24 de febrero de 2014.

Declarado Monumento Nacional, “otros hechos demuestran cómo en este teatro han marchado al unísono la historia de la cultura y la historia de las reivindicaciones sociales y políticas”, al decir del Dr. Leal en las palabras pronunciadas en el acto de reinauguración (2014), entre los que enfatizó que en el Martí hubo de celebrarse la Asamblea Constituyente de la República.

En ese mismo contexto temático, Cubadebate ha mencionado otros eventos que enaltecen la historia del Teatro Martí: el estreno de la zarzuela El Grito de Baire, el 24 de febrero de 1899, para celebrar el aniversario de la Guerra de Independencia a la que asistieron Máximo Gómez y demás jefes y oficiales del que fuera Ejército Libertador; y una función benéfica para recaudar los fondos necesarios para comprar la casa natal de José Martí y regalársela a su madre, Doña Leonor Pérez.

Del Alhambra al Martí. Foto: tomada de la página de Facebook del teatro.

Durante esta última fase, en su nueva vida tras la reapertura, el Teatro Martí “expresa la realidad de la Cuba de hoy”, ha afirmado el Dr. Leal. Fiel a su vocación por el teatro musical, ha acogido a icónicas compañías de la estirpe del Teatro Lírico Nacional y Lizt Alfonso Dance Cuba; y ha sido sede y subsede de reconocidos festivales, tales como el Internacional Jazz Plaza y el de Teatro de La Habana.

Conforme a su trascendencia en la historia cultural de la capital y del país, el Teatro Martí tuvo un protagonismo en la conmemoración de los 500 años de La Habana, al haber sido el espacio escogido para presentar el fastuoso espectáculo “Del Alhambra al Martí”, que conservó la orquestación y atmósfera de la época: una invocación al género vernáculo, genuina expresión del costumbrismo nacional, y un homenaje al repertorio musical autóctono.

 

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