Foto: Pexels

Un archipiélago de 365 islas —una por día del año, si lo pensamos— es el hogar de la etnia de los Kunas, en Panamá. Un ramillete de islas e islotes, gobernadas por el Consejo de ancianos indígenas promete no solo el aislamiento del mundo posmoderno al que estamos habituados, sino también un regreso a las opciones de recreación más sanas posibles, y un contacto íntimo con la naturaleza prístina de espacios que parecieran paradisíacos.

Aunque las playas y aldeas isleñas de los kunas apenas se distancian de la capital panameña por un centenar de kilómetros, en estos cayos impera una ley distinta a la del resto del país. Esta grupo étnico goza de una autonomía tal que tienen en sus manos la gestión de sus recursos naturales; la supremacía de sus reglas y normas sociales; sus formas de gobierno comunal, detalla el sitio elDiario.es.

Probablemente lo más atractivo para los viajeros que se atreven a ir de isla en isla en este paraje marino bucólico sea reconectar con un ritmo de vida sencillo y gozar de todas las posibilidades de lo natural. Las cabañas son sencillas, con paredes de caña y techo de paja. La cama son unos tableros con un fino colchón y el baño, normalmente comunitario, con una ducha de manguera, que apenas tiene presión.

Según lo que se contrate, puedes alojarte en cabañas individuales o en dormitorios compartidos. En las cabañas individuales disponen de baño propio, pero del mismo estilo que los colectivos, precisa el Blog Vivimos de viajes.

Durante unas horas al día se tiene electricidad gracias a generadores, precisa este sitio, tiempo para cargar la batería de la cámara o móvil. Es necesario que lleves una linterna para las noches, no todas las islas tienen luz y en su caso es escasa.

La base del menú en San Blas suele ser pescado, en ocasiones con langosta, iguana y algo de pollo, según lo que los locales hayan capturado en el día.

También es conocido que en las islas de San Blas las actividades preferidas de quienes visitan son el buceo, la exploración en kayak, yendo de islote en islote, y el acercamiento a la vida étnica local. Asimismo la fotografía de naturaleza y la sencilla relajación con los paisajes más paradisíacos de Panamá enamoran a muchos.

Sobre este destino caribeño es posible usar esa frase tan trillada y que sea verdad: San Blas es un destino caribeño sin igual.

(Con información de Vivivmos de viajes y elDiario.es)

Ferromar

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