La miel, otro de los productos premium de Cuba

Por su calidad, la miel de abejas cubana cuenta con mercado seguro. Los derivados de la colmena como el veneno, los propóleos y la cera también pudieran devenir importantes rubros exportables.

Por Daily Pérez Guillén

Todavía el rocío humedecía el césped de la finca Santa Amelia, cuando Ramón Oliva, sin demorar demasiado el saludo mientras compartía un delicioso café, nos condujo hasta su apiario. Con la agilidad que adquiere quien asiduamente realiza una misma tarea, juntó pedazos de madera seca y prendió el fuego hasta lograr el humo que ahuyentaría a las abejas. «Las llevo en el corazón. Sin ellas no hay futuro ni vida humana. Desaparecen las abejas y desaparece el hombre«, reflexiona mientras abre una de las colmenas apenas protegido por una malla que le cubre el rostro. Cientos le revolotean alrededor cuando descubre el panal.

No llegamos a Santa Amelia en la mejor época de cosecha. Los meses que corren entre diciembre y marzo son los de mayor rendimiento para los apicultores cubanos que tienen en la floración silvestre su sustento. En ese periodo del año las campanillas blancas y moradas, el romerillo, el leñatero, el soplillo, el almendro y los azahares adornan el campo y le confieren a la miel un peculiar sabor, color y aroma.

Ramón Oliva muestra sus colmenas que rinden un promedio de 45 kg de miel al año.

Ramón carece de tierras propias, es oriundo de Guantánamo en el extremo oriental cubano, pero tras desempeñarse durante décadas como ingeniero en las fuerzas armadas luego de su jubilación comenzó a estudiar la vida de estos insectos que siempre le apasionó. Amigos y familiares le han brindado sus terrenos en Cojímar, Guanabacoa y Arroyo Naranjo para plantar colmenas. «Yo pongo las abejas, ellas polinizan los cultivos de los propietarios y al mismo tiempo, producen la miel.» Sus cosechas incluyen además propóleo y cera que entrega a la Unidad Empresarial de Base de Mayabeque, una de las catorce que operan en todo el país.

Según datos de Apicuba, organización estatal que se dedica al acopio, beneficio y comercialización de toda la gama de derivados de las colmenas, como Ramón, otros 1 800 apicultores sostienen a lo largo y ancho de la geografía nacional más de 218 mil colonias de abejas en 6922 apiarios. La miel, envasada en bidones de 300 kg es uno de los tres rubros exportables fundamentales de la agricultura cubana junto al tabaco y el carbón. El 90 % de los envíos internacionales encuentra en la Unión Europea su destino final. Alemania importa la mayor parte.

Este apicultor lleva las abejas en el corazón.

Dede 1970 la Mayor de las Antillas cuenta con leyes y regulaciones ambientales y sanitarias que aseguran el desarrollo de una apicultura moderna, intensiva, sostenible, con colmenas sanas y producciones inocuas, en equilibrio, además, con el medio ambiente.

«El uso de medicamentos está prohibido. Cuba eliminó los antibióticos en los apiarios hace más de una década«, afirma Ramón y explica que recurre a los llamados panales trampa para eliminar los enemigos de la colmena, o sencillamente, introduce su mano hasta el fondo de ellas para limpiarlas de la Aethina tumida, un pequeño escarabajo parásito cuyas larvas se nutren de miel, polen y huevos.

La miel cubana tiene su fuente en la floración silvestre.

Para la promoción internacional de su miel, Cuba resalta su condición orgánica, libre de aditivos, preservantes y contaminantes. Pero más allá de la comunicación, las normas del país caribeño que amparan y regulan la calidad tanto de las materias primas, como del producto terminado, se encuentran armonizadas con el Codex alimentarius y normativas internacionales aplicables a este rubro y otras vigentes referidas a los requisitos generales de higiene, almacenamiento y envases. Más de 1200 toneladas de miel orgánica cuentan con la certificación de la empresa francesa Ecocert.

En paralelo, cada lote procesado en la planta de envasado es certificado por laboratorios contratados. En el territorio nacional asume esta responsabilidad el Centro de Investigaciones Apícolas (CIAPI) y en Alemania, por ejemplo, se encarga el Quality Service International (QSI), donde se evalúan los indicadores y requisitos reglamentarios exigidos por las normas o los clientes.

Para lograr la calidad, inocuidad y trazabilidad de estos productos se ha tejido una red en la que se insertan centros de investigación científica y genéticos para la crianza de abejas reina.

En la colmena, cada abeja cumple una función y solo hay una abeja reina.

«Una colmena se considera fuerte cuando en ella habitan entre sesenta mil y ochenta mil abejas. Eso garantiza que cada una realice su trabajo. Desde que nacen cada ejemplar tiene una función en su colonia. Cuando llegan a la adultez es que empiezan a pecorear. La cantidad de abejas dentro de la colmena se relaciona con la floración, a mejor flujo de néctar, mayor cantidad de individuos. La vitalidad de una abeja común ronda los sesenta días. La reina, en cambio, vive hasta dos años. Se alimenta con jalea y su función es procrear, biológicamente está preparada para poner entre 2000 y 2500 huevos diarios, que garantizan el reemplazo generacional. Cada colonia admite una sola abeja reina que se mueve por toda la colmena», resume Héctor Rivera, director de la Unidad Empresarial de Base de la provincia de Mayabeque.

Martha Casanova, directora comercial de Apicuba, quien nos ha guiado hasta Santa Amelia, se apresura a poner una nota romántica a la narración. «El zángano muere cuando fecunda a la abeja reina, es el amor más triste.»

La ejecutiva informa que en Cuba se producen al año entre nueve mil y diez mil toneladas de miel. 2021, en medio de la pandemia y del bloqueo de Estados Unidos contra la Isla, fue un año que marcó récords en la producción y exportación de mieles. En esos doce meses, las estadísticas registraron una cifra superior a las 10 mil 500 toneladas de miel obtenidas y 16 toneladas de propóleos. Para alcanzar y sostener esos índices, la empresa apícola cuenta con un programa de desarrollo, inversiones e incentivos que buscan fomentar la flora melífera, y también la ciencia que contribuye al mejoramiento genético de las abejas.

«El Centro de Investigaciones Apícolas posee laboratorios y científicos que certifican las estaciones de crianza de abejas reina. Con este método, los ejemplares llegan fecundados a la colmena», explica Rivera. La mejora en la crianza de las reinas persigue también hacer más humano el proceso para el productor, a fin de que reciba abejas menos agresivas, que no tiendan a enjambrar y que al mismo tiempo, sean más productivas para un mejor manejo y vitalidad de la colmena.»

A Italia, México, España y Martinica, Cuba exporta la miel en frascos de 500 g.

Meses atrás la dirección de APICUBA anunciaba la ansiada meta de alcanzar 15 mil toneladas de miel para lo que se necesitarían unas 250 mil colmenas repartidas por todo el país. Esa aspiración lleva de la mano algunos retos: en primer lugar, cambiar la matriz de exportación de toneles a pequeños frascos; explotar con mayor eficiencia todos los productos de la colmena e incrementar el uso de las energías renovables desde los niveles primarios de producción hasta las catorce empresas extendidas en toda la geografía nacional.

La diversificación de los productos de la colmena con valor agregado toma en cuenta los valores nutricionales y curativos de estos, ricos en proteínas, minerales y vitaminas. De ahí que de conjunto con instituciones científicas y médicas, APICUBA desarrolla una amplia gama de subproductos de uso farmacéutico, e incluso, para la industria de la belleza. Destacan la PANMIEL, la PROPOMIEL o el PROPOFORTE, un preparado que conjuga todos los productos de la colmena con probadas propiedades antibióticas, cicatrizantes, antiinflamatorias, analgésicas, antialérgicas, epitelizantes, anestésicas y antivirales.

Los diversos productos de la colmena son ricos en proteínas, minerales y vitaminas.

A la par de las investigaciones científicas, la miel cubana busca caminos para insertarse en el comercio mundial. Recientemente, en el país que más miel consume en el mundo, fue el centro de las actividades de promoción, junto al café y el ron, para presentar la cartera exportable de la isla y sus oportunidades de comercialización en Shanghái, corazón financiero de China.

 

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