La cultura del café. El paisaje Arqueológico cafetalero del Sur Oriental

Están inscritos como Patrimonio de la Humanidad 171 haciendas cafetaleras, de ellas 139 pertenecen a Santiago. Foto: Oficina del Conservador

Las consecuencias de la revolución de Saint Domingue (Haití), se hicieron sentir en diferentes partes del mundo. Los colonos franceses y creóles junto a sus esclavos, al ser expulsados, encontraron en Santiago de Cuba un sitio atractivo, por la cercanía y el favorable marco geográfico, para continuar su quehacer vinculado a la producción cafetalera.

A inicios del siglo XIX, la inmigración francesa tuvo un peso considerable en la economía regional; marcó, además, la cultura y la sociedad santiagueras. En los alrededores montañosos, se desarrolló un territorio cafetalero que logró altos rendimientos, productividad y calidad en sus cosechas, gracias a la conjugación de las potencialidades naturales del sitio y el conocimiento aportado por la apropiación de un pensamiento ilustrado conocedor del beneficio del café.

El territorio productivo se constituyó en paisaje, en representación de un modo de vida. Sus amplias posibilidades económicas permitieron concretar una red de caminos por donde condujeron sus producciones hasta la ciudad y, de vuelta, llevar la cultura a estos intrincados parajes. Los cientos de cafetales, eran visitados por paisanos y amigos que admiraban la naturaleza exuberante y la belleza de los cultivos de café, junto a los sembrados de árboles frutales, maderables, añil y cacao. Las bellas y elegantes residencias exhibían jardines afrancesados con flores olorosas y multicolores que formaban dibujos geométricos separados por pasillos. Las actualizadas y vastas bibliotecas, el piano y los temas de conversación daban fe de la cultura de estas familias.

En ellas, tanto las modas y las artes de sociabilidad, eran franca demostración de gusto y buen vivir.
A inicios del siglo XX fueron incorporadas a la producción del café santiaguero maquinarias y técnicas renovadas; por otro lado, las antiguas haciendas, al ocuparse en otras funciones, se deterioraron, la naturaleza las cubrió y poco a poco se convirtieron en ruinas demostrativas de tiempos pasados.

Los estudios realizados en los territorios de Santiago y Guantánamo, se integraron en un expediente. Entre el 27 de noviembre y el 2 de diciembre del 2000 la UNESCO efectuó en Cairns, Australia, la XXIV Reunión del Comité del Patrimonio Mundial, donde se inscribió como Patrimonio de la Humanidad 171 haciendas cafetaleras, de ellas 139 pertenecen a Santiago y 32 a Guantánamo; en diferentes estados de conservación, abarcan 81, 475 hectáreas, enunciadas como Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones Cafetaleras en el Sudeste de Cuba.

El reconocimiento ha permitido poner en valor este importante patrimonio cultural. Se trabaja en dos grandes parques arqueológicos integrados por dos circuitos cafetaleros: el primero, es el Gran Piedra, vinculado al hito natural localizado a algo más de 20 kilómetros en las inmediaciones de la ciudad. A él se integran los cafetales: La Isabelica, La Siberia, La Idalia, La Mercedes y La Gran Sofía, este último considerado uno de los más grandes y productivos de la región. En este circuito se suman: el aporte cultural de la población autóctona; el valor de la naturaleza circundante, con el disfrute de un paisaje majestuoso que se extiende al sur hasta el Mar Caribe y al norte por la cordillera montañosa apoyados por los servicios de alojamiento, gastronómicos y recreativos que ofrece el motel. En la actualidad es visitado a través de senderos interpretativos y otras modalidades del turismo histórico cultural y de naturaleza.

El segundo circuito, a través del proyecto de colaboración con la Fundación franco-belga Malongo y la Unión Europea, está en plena estructuración y ejecución. Localizado en la meseta de Santa María de Loreto, el circuito Fraternidad integra las antiguas haciendas cafetaleras: Fraternidad, Santa Paulina, San Felipe, San Luis de Jacas y San Juan de Escocia.

El paisaje arqueológico cafetalero del sudeste oriental es un exponente de la Ruta del Café por América.

Ferromar

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