Gestores administrativos en Cuba: protagonistas del cambio
Por Daily Pérez Guillén
El doctor Fernando Jesús Santiago Ollero, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Gestores Administrativos de Madrid, participa por estos días en La Habana en la X Congreso Internacional Abogacía 2025. En ese escenario ha llamado a los profesionales cubanos de este campo a tomar la iniciativa y a ser protagonistas del cambio que tiene lugar en el tejido empresarial del país y a forjar una alianza con el sector privado, con las pequeñas y medianas empresas (mipymes).
Un dato motiva a la reflexión: cerca del 85 % de estas formas de gestión están fuera del control de la abogacía en Cuba hoy. ¿qué elementos tener en cuenta para analizar y valorar esa información? El también presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos de España aporta una visión del tema a partir de lo acontecido en el país ibérico en las últimas seis décadas y de su ejercicio profesional como gestor administrativo.
En conferencia magistral usted se ha referido a la necesidad de que el gremio de abogados cubanos y las instituciones que los representan se adelanten al desarrollo de las mipymes en el escenario nacional. ¿Por qué abordar el tema en este X Congreso?
En muchos países del mundo, especialmente en España, la abogacía perdió la oportunidad de ser y de liderar las estrategias económicas del país asesorando a las mipymes. En todo el mundo está constatado que las mipymes son las empresas más numerosas; en América Latina el 99 %, en Europa el 98 %. Además conforman 60-65 % del empleo. Alguien tiene que ayudarlas, si no es la abogacía, será otro.
Cuba está en un proceso de transición de la economía estatal y de cooperativas a la economía privada. Pero la economía privada, para que no crezca anárquicamente, para que cumpla lógicamente con los requisitos que la normativa marca, necesita alguien por detrás que ayude al emprendedor, que ayude al empresario al cumplimiento de sus obligaciones fiscales, al cumplimiento de sus obligaciones laborales, al cumplimiento de cualquier tipo de normativa. Y eso debe hacerlo, o debería estar, el abogado, que es el que tiene mayor capacidad de conocimiento jurídico y mayor capacidad de adaptación a aquello que se salga de los tratamientos jurídicos. Bien porque sea una parte económica, bien porque sea una parte de la financiación o bien porque sea simplemente del puro trámite. Es mucho más fácil para un abogado adaptarse a ello que para un economista, un tenedor de libros, un contador o cualquier otra profesión, adaptarse a la parte jurídica.
Ha tomado como referencia el proceso histórico de España en el último siglo y lo que va de este en relación con las pequeñas y medianas empresas. Lo comparaba también con lo que está sucediendo en Cuba hoy. En un escenario de complejidades usted visualiza oportunidades para el gremio de abogados. Se ha basado incluso en estadísticas que aportan las propias instituciones ubanas.
Para mí Cuba está desde un punto de vista empresarial, en la España de los 60. La población está accediendo a unos servicios que con una cierta capacidad económica puede tener y aquellos que tienen esa capacidad económica están intentando tener un carro nuevo, están intentando tener una serie de cosas. La sociedad civil va a empezar a determinar o a querer adquirir unos determinados bienes de consumo o a tener unos determinados derechos que el gobierno ya ha dado mediante la promoción de las nuevas leyes. Pero insisto, para que no se produzca una anarquía, para que se cumpla realmente con la legislación, hace falta alguien por detrás.
Hasta hace bien poco una economía basada en un estado que era el dueño de las empresas o en las cooperativas, los beneficios que obtenía eran los que se utilizaban para pagar las estructuras esenciales, llámese escuelas, llámese sanidad, etcétera. Pero el estado no puede ceder el mantenimiento de una carretera, ¿cómo la paga? Tiene que obtener ingresos y esos ingresos solamente se pueden obtener vía impuestos que pague la economía privada. Para eso hace falta una regulación, hace falta que quien esté por detrás asesorando tenga un convencimiento del bien común. No se trata solamente de asesorar a tu cliente en el mejor de los sentidos para que tenga el menor de los conflictos, también se trata de asesorarle, siguiendo una deontología profesional, una ética en la que se comulgue con la parte individual, la parte colectiva y la parte del bien común.
Todos tenemos que contribuir a los estados para que nuestros impuestos puedan redistribuirlos con la población o redistribuirlos en infraestructuras básicas, que insisto, llamémoslos carreteras, hospitales, seguridad, pero alguien va a tener que pagar eso. Ya sabemos que cuando existe un bien común nadie quiere pagarlo y por lo tanto no podemos pretender que individualmente las empresas corran con los sostenimientos de las infraestructuras básicas que son comunes a toda la ciudadanía y para poder hacerlo, tendrá que ser el estado, un estado digamos moderno, su ocupación es doble, una de legislación y otra de recaudación.
El Estado cubano ya está legislando, el Estado cubano tiene que recaudar, pero para recaudar no se trata sólo de voluntad política, no se trata de voluntad legislativa, no se trata de voluntad pública administrativa, también se trata de que quien esté por detrás, que quien asesore a las empresas privadas, tome conciencia, tome cultura de que una parte de los beneficios se redistribuyan en favor del resto de la sociedad. Entonces un abogado que no tenga esa deontología, asesora a los clientes de una determinada forma, a mi juicio equivocada, y va a conllevar a que el tejido empresarial no crezca adecuadamente y sobre todo, que no haga crecer o que crezca el empresario y se haga rico, pero no haga crecer el conjunto de la economía del país.
La ciudadanía no vive de su economía, vive de la economía del conjunto general y además hay población que durante muchos años ha trabajado y que tiene pensiones que cobrar, que tienen que subir porque en estos momentos no tiene capacidad física activa para salir adelante y esas las tienen que cubrir los que están (activos). Se trata de ganar dinero, se trata de dar trabajo, pero también se trata de redistribuir la riqueza que se está obteniendo.
Ahí es donde usted ve el papel de los gestores administrativos más allá de un litigante, más allá de un simple registrador o procesador de documentos…
Una mipyme tiene que cumplir con una regulación, se encuentra con una normativa fiscal, va a tener que pagar impuestos, tiene que estar al corriente de sus contribuciones, tiene que contratar y por lo tanto hay una normativa laboral, dentro de esa normativa laboral hay que liquidar una serie de cotizaciones. Se haga de una forma o de otra, son puntos básicos de cualquier país del mundo.
En todos los países hay impuestos, existe cotización y existe el contrato de trabajo y existe cumplimiento normativo y el ejemplo, si quiere más claro, lo tienen dos países: China y Rusia. Ambos, vamos a decir, de cultura comunista, que han adoptado un sistema mixto donde existe la empresa privada y puede funcionar el mercado. Y ahí tiene usted China, liderando a nivel mundial la economía; es comunista, sigue una doctrina política comunista, pero permite la iniciativa privada y permite que haya empresarios que puedan ganar dinero, eso sí, pagando justamente unos impuestos que se redistribuyen en el resto de la población y que hacen crecer al conjunto de la población.
Es muy peligroso que el asesoramiento del tejido productivo de un país o de lo que va a ser el futuro de un país, porque es lo que supuestamente de acuerdo a las leyes prevé el gobierno, cuentapropistas y empresa privada, por lo tanto sigue la estela mundial, sigue la estela de que tarde o temprano el 90 % de la economía esté en manos de empresas privadas, pymes, que conformen un 60 o 65% de los trabajadores del país; es muy peligroso que gente que no está en el sistema o que va libre en el sistema sean los que lo asesoren, porque incumplirá los cuatro pilares básicos de un asesoramiento. de una consultoría.
No habrá formación, porque la formación se pierde, el individuo por sí solo no es capaz del autorreciclaje, no habrá deontología y por lo tanto faltará empatía para con el resto de los ciudadanos del país y la tendencia será simplemente a yo ganar o que gane mi cliente y si tengo que en un momento determinado asesorarle en contra de la doctrina general de un país, no hago orgullo patrio.
No puedes estar en la tecnología porque es imposible que uno por sí solo, por mucho dinero que tenga, salvo que seas Elon Musk en Estados Unidos que eres dueño de la primera fortuna del mundo, pero salvo que seas eso, es imposible que puedas tener una tecnología que llegue a la altura de la que va a tener un país. Y la peor, no hay comunicación y la comunicación es importante, uno puede aceptar equivocarse pero hay que comunicar.
Lo cierto, lo verdaderamente cierto es que en el mundo de la consultoría, en el mundo jurídico relacionado con las mipymes hay que tener una formación total, transversal en todos los aspectos, hay que tener una ética, hay que estar al día de la tecnología y sobre todo, hay que comunicar eficazmente los logros, para hacer sentimiento de orgullo patrio.
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