Especial TTC: Una ruta a los orígenes: la “Cueva del Paraíso” en Baracoa

Por: José Luis Perelló

La recién concluida feria “Turnat 2024” celebrada en el alto Oriente Cubano, hizo notorio los atractivos que distinguen a la región turística más oriental, con una combinación entre altas montañas, valles y zonas costeras, que la convierten en las terrazas de Cuba al mar Caribe; y que se identifica por su inigualable paisaje, naturaleza prístina, riqueza histórica y un fuerte acervo cultural.

Entre los lugares privilegiados de esta región se destaca Baracoa, ciudad paisaje, ciudad de las aguas y ciudad de las montañas; situada en la parte norte de la provincia Guantánamo -en el extremo oriental de la Mayor de Las Antillas-, es uno de los destinos turísticos más destacados del territorio oriental por su naturaleza, cultura e historia, conocido como la Ciudad Primada de Cuba.

Baracoa fue la primera villa fundada en la Isla, nombrada Villa de Nuestra Señora de la Asunción de Baracoa, por Diego Velázquez el 15 de agosto de 1511. Esa parte de Cuba ha sido la que mejor ha conservado las costumbres y tradiciones aborígenes, en gran medida por el aislamiento que sufrió durante muchos años y la “Cueva del Paraíso es prueba de lo anterior.

A la llegada de los españoles la cultura taína era la más desarrollada y Baracoa fue uno de sus principales asentamientos; de ahí el gran valor histórico y museable de la gruta en la cual se localizan muchas de las raíces de la cultura aborigen cubana.

La cueva es de origen freático y está dividida en tres recintos donde se pueden ver, además de los rasgos distintivos de la erosión del agua, las famosas estalactitas y estalagmitas; otros mudos testigos, en las paredes del interior que muestran la forma de vida de los taínos a través de tallados y pinturas que han sobrevivido a los años.

En las alturas de Seboruco, a unos cientos de metros sobre el nivel del mar que rompe sus olas contra el malecón de Baracoa, se erige una institución cultural sui géneris: el Museo Arqueológico “Cueva del Paraíso”.

En la gruta, entre estalactitas y estalagmitas, mantos y columnas orgánicas, aparecen vitrinas con objetos de inconmensurable valor para los amantes de la arqueología, entre los que se distingue un esqueleto que los especialistas suponen pudiera ser del cacique Guamá, primer líder rebelde de la Isla.

De acuerdo con la leyenda el legendario Guamá había sido asesinado  por su propio hermano, mediante un fuerte golpe en la cabeza. Los restos del cadáver muestran una fractura craneal, estaba acuclillado como era habitual en la cultura arahuaca, en posición fetal, y rodeado de vasijas con caracoles y un pequeño recipiente que sólo usaban los caciques para la preparación de los ungüentos de sus rituales.

Nichos funerarios con cadáveres en sus sitios originales, petroglifos, muestras de las culturas taína, indocubana agroalfarera y mesoamericana se exponen en tres salas de este museo fundado el 24 de enero de 2003 en un antro ubicado a poca distancia de la Primera Villa, en el extremo nororiental de la Isla.

En la “Cueva del Paraíso se han encontrado casi 2,000 piezas auténticas pertenecientes a grupos taínos. Se han realizado, además, excavaciones de gran relevancia arqueológica con hallazgos de enterramientos, cerámica, petroglifos con más de 3,000 años de antigüedad.

La caverna forma parte de la Zona Arqueológica de Majayara, considerada una de las más importante del archipiélago cubano, la cual geográficamente constituye un sistema de altiplanicies junto a la costa, distante unos dos kilómetros de la ciudad, con tres mesetas: Yara, Majarra y la que da nombre al lugar, entorno ecológico-ambiental propicio para el desarrollo de la vida social del indocubano allá por el año 1100 de nuestra era.

Otros atractivos de este museo cavernario, abierto al visitante en un entorno místico, de monte pluvisilva con alto endemismo, -donde abundan las bellas polymitas pictas, lagartos y colibríes-, propicia un singular encuentro con quienes habitaron estas tierras mucho antes de la visita de los conquistadores españoles.

Baracoa y Maisí son la cuna de la arqueología cubana, lugares que propician el contacto con más de 300 sitios arqueológicos y 20 cavernas con alrededor de ochenta singulares petroglifos, gráficos rupestres que representan alrededor del 45 por ciento de todos los encontrados en el país.  Hasta 1895, Cuba solo reportaba siete grabados petroglíficos, en la actualidad entre Baracoa y Maisí hay más de quinientos.

En la zona, en 1847, se descubrió la primera pieza de que se tenga noticia en la Isla: un conjunto de calvarias aborígenes, entre estos la famosa “Hacha de Ponce”, única de su tipo en Cuba y en mesoamérica. Es un hacha ceremonial con un rostro esquemático por ambas caras y unos pequeños brazos curvados hacia atrás, que representa un cemí o entidad divinizada taína. Actualmente se encuentra en la colección prehispánica del Museo de América de Madrid, España.

Un mundo casi olvidado y tan rico en huellas del pasado demandaba la atención de investigadores y estudiosos, que en 1977, surgen impulsados por la Sociedad Arqueológica de Baracoa, fundada bajo los auspicios del doctor Antonio Núñez Jiménez; el arqueólogo Ramón Dacal y el antropólogo Manuel Rivero de la Calle. Desde esos tiempos surge en Baracoa el primer Parque Arqueológico Turístico de Cuba, en la “Cueva Perla de Agua”.

Baracoa es de esos lugares mágicos que tiene Cuba, donde cada pedazo guarda años de historia y naturaleza. El museo “Cueva del Paraíso” se muestra como una propuesta de viaje a las raíces y costumbres de los primeros pobladores de la isla. La cueva, el mirador y el paisaje constituyen pretextos que, por sí solos, remontan a épocas pasadas, las mismas que fueron testigos de aquellos taínos que de seguro también contemplaban el atardecer, como ahora lo disfrutan los visitantes de cualquier parte del mundo.

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