Especial TTC: Parque Nacional Jardines de la Reina, un destino de naturaleza en el mar Caribe
Por: José Luis Perelló
El Parque Nacional Jardines de la Reina -situado a 80 kilómetros de la costa sur de Cuba-, abarca una extensa área de manglares y arrecifes de coral, convirtiéndose en un paraíso para los amantes del buceo y el snorkeling. Con una superficie de 215.551 ha es el segundo en extensión precedido por otro parque Nacional, el de Ciénaga de Zapata.
El archipiélago cubano cuenta con catorce parques nacionales con ecosistemas protegidos muy diversos, que suman 943.293 ha. (514.213 ha terrestres y 429.081 ha marinas). Los Jardines de la Reina fueron descubiertos por Cristóbal Colón durante su segundo viaje al Nuevo Mundo en 1494, y nombrado así en honor a la reina Isabel la Católica de España.
El área fue designada como Parque Nacional en 1996 por el Gobierno cubano, con el objetivo de proteger y conservar su rica biodiversidad y su delicado ecosistema marino; recibiendo la ayuda de la Unesco para fortalecer la gestión y la preparación y entrar en la lista del Patrimonio Mundial.
El parque desempeña un papel crucial en la conservación de los arrecifes de coral del Caribe, albergando uno de los sistemas de arrecifes más saludables y primitivos del mundo. Los Jardines de la Reina albergan diversos ecosistemas, incluyendo manglares, pastos marinos y, sobre todo, arrecifes de coral, lo que permite una increíble diversidad de vida marina.
Los Jardines de la Reina son hogar de varias especies endémicas y notables, como el cocodrilo americano, y una variedad de peces y aves. Es famoso por sus grandes colonias de tiburones, convirtiéndolo en un destino imprescindible para los entusiastas del buceo. Cuenta con unos seiscientos cayos e islotes, entre los que se distinguen: Alcatracito (0.19 km2), Alcatraz (1.4 km2), Anclitas (4.5 km2), Bretón (6.7 km2), Cinco Balas (13.5 km2), Caballones (16.5 km2), y Grande (23.6 km2).
Estos cayos, pertenecientes al Laberinto de las Doce Leguas, junto a Algodón Grande (3.7 km2), situado en el Golfo de Ana María, constituyeron el principal objeto de estudio para el Proyecto de creación del Parque Nacional Jardines de la Reina, debido fundamentalmente a sus elevados valores naturales y paisajísticos, su extrema fragilidad ecológica y su alta diversidad biológica.
Por regla general, estos cayos se encuentran separados entre sí por pequeños canalizos, y el relieve terrestre presenta rasgos comunes en casi todos ellos, con la existencia de playas, dunas arenosas, lagunas litorales poco profundas, y llanuras litorales muy bajas.
Desde hace varios años, Jardines de la Reina es Zona Bajo Régimen Especial de Uso y Protección, y solo se permite la pesca comercial de la langosta bajo un estricto seguimiento y respeto de su período reproductivo, y la explotación turística se limita a actividades de buceo recreativo y pesca deportiva, con una infraestructura mínima, bien integrada al entorno natural. Estas acciones incluyen la promoción de prácticas pesqueras sostenibles, la monitorización del cambio climático y la educación ambiental para fomentar la conciencia y el cuidado de este invaluable ecosistema.
En este sentido, el Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC) tiene a Jardines de la Reina como una de las áreas de mayor importancia científica y conservacionista desde finales del siglo XX.
Entre las actividades turísticas que ofrece el parque, se destacan el buceo y el snorkeling permitiendo a los visitantes una visibilidad excepcional en sus aguas cristalinas para observar de cerca la increíble vida marina. También ofrece la oportunidad de prestar atención a diversas especies de fauna, incluyendo cocodrilos, tiburones y una amplia variedad de aves.
Además de las actividades submarinas, el Parque Jardines de la Reina ofrece excursiones y caminatas guiadas, permitiendo a los visitantes explorar los manglares y las áreas terrestres del parque. El acceso al parque se realiza principalmente en barco desde la ciudad de Júcaro al sur de la provincia de Ciego de Ávila. Los visitantes suelen alojarse en embarcaciones flotantes, lo que permite una experiencia única y cercana a la naturaleza. Estas experiencias inolvidables ayudan a los visitantes a apreciar la importancia de la conservación.
El turismo en el parque desempeña un papel importante en la economía de la región, destacando la importancia del turismo sostenible y de la conservación para el bienestar de la comunidad. Si bien el parque se ha mantenido relativamente protegido de la influencia humana, las amenazas como el cambio climático y la pesca ilegal siguen siendo un problema. La conservación de este paraíso submarino es de vital importancia.
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