Especial TTC: El patrimonio histórico fortificado de Haití

Por: José Luis Perelló

Haití junto a República Dominicana forman parte de la isla La Española, una de las llamadas Antillas Mayores del Caribe, cuya población se compone de descendientes de africanos, llevados como esclavos por los colonizadores españoles y franceses. Su territorio con una superficie total de 27.750 km², comprende igualmente la isla de la Gonâve, la isla de la Tortuga, el archipiélago de las islas Cayemites y la isla de Vaches, así como otros diversos islotes.

El nombre Haití fue adoptado por el revolucionario haitiano Jean-Jacques Dessalines, antiguo esclavo, como el nombre oficial después de la independencia el 1 de enero de 1804, como un tributo a los antecesores indígenas. El largo proceso independentista tuvo por protagonista a François Toussaint-Louverture, quien entre 1793 y 1802 dirigió la revolución haitiana con sagacidad, enfrentando a españoles, ingleses y franceses, hasta su captura y muerte. En 1803, Dessalines venció definitivamente a las tropas francesas en la batalla de Vertierres y en 1804 declaró la independencia de Haití, convirtiéndose en su primer gobernante.

Como territorio caribeño y desde sus pintorescas playas hasta sus majestuosas montañas y sitios históricos, Haití es testigo de siglos de una historia muy compleja y fascinante; que se aviva en la memoria de sus grandes monumentos, castillos y fortalezas.

La Citadelle Laferrière, el monumento histórico más emblemático de Haití, está situada en el norte del país, cerca de la ciudad de Cap-Haitien. Un lugar con mucha menos fama que otras construcciones coloniales de la región; pero que representa el poder y la resistencia de un pueblo que luchó por su libertad y que construyó una fortaleza que no solo servía para proteger, sino que también simboliza la independencia.

También conocida como La Ciudadela es uno de los castillos más grandes de América Latina, ubicada en la cima de la montaña Bonnet a L’Eveque, en la costa norte de Haití. Esta fortaleza fue construida hace más de dos siglos, entre 1805 y 1820 y su grandeza y majestuosidad la han hecho merecedora del título de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, en 1982 y forma parte del Parque Histórico Nacional. Es una bella y colosal obra arquitectónica compuesta por Palacio de Sans Souci, la Citadelle de la Ferriere y las Fortificaciones de Ramiers.

En lo alto de una montaña, esta estructura no solo es una proeza arquitectónica, sino también un testimonio de la capacidad humana para superar adversidades, con recursos limitados, en condiciones extremadamente difíciles. La construcción de este castillo es un testimonio impresionante del esfuerzo colectivo y la ingeniería de la época. Con una extensión de aproximadamente 10.000 metros cuadrados y paredes que alcanzan los 40 metros de altura, es una de las mayores construcciones militares del hemisferio occidental.

Sus ruinas revelan que su interior era tan impresionante como su exterior porque la Ciudadela tenía enormes almacenes para comida y agu

a, suficientes para sostener a 5.000 hombres durante un año. Además, contaba con alojamientos, arsenales y hasta un hospital, lo que demuestra la previsión de sus constructores para soportar un largo asedio. La Ciudadela constituye el elemento arquitectónico e histórico de mayor valor dentro de este Parque Nacional, que a la vez demuestra el estilo de las construcciones militares del siglo XIX.

No muy lejos de la Ciudadela se encuentra el Palacio Sans-Souci, construido entre 1810 y 1813, este palacio fue en su día el centro político y administrativo de Henri Christophe después de la independencia de Haití en 1804. Aunque parcialmente en ruinas debido a un terremoto, el sitio sigue siendo un testimonio impresionante de la arquitectura haitiana del siglo XIX.

Fue inaugurado en 1813 y luego abandonado en 1848, ocupa una superficie de 1.275 metros cuadrados, y junto a este se ubicaba el complejo administrativo que estaba constituido por colegio, hospital, imprenta, capilla, cárcel, arsenal, cuarteles, establos y otras dependencias.

En la majestuosa cumbre del Morne Ramiers, emerge otra joya histórica que completa el papel estratégico en el sistema defensivo poscolonial de Haití. Este sitio, conocido como el Sitio Fortificado de Ramiers, ubicado en la extensión sur de la cadena Bonnet-à l’Evêque, ofrece una vista impresionante de los alrededores. La posición estratégica de este sitio lo hizo esencial en el sistema de defensa poscolonial, contribuyendo a la seguridad de la región.

El sitio evoca un pasado glorioso de la historia de Haití. Como destino turístico, ofrece al visitante una oportunidad única de adentrarse en las páginas de este cautivador relato. Este monumento histórico, ubicado en el corazón de un sitio Patrimonio de la Humanidad, es una invitación a explorar, aprender y apreciar la riqueza cultural de Haití.

El Palacio de Sans Souci, los edificios de Ramiers y, en particular, la Ciudadela, sirven como símbolos universales de la libertad, cuando Haití proclamó su independencia, siendo los primeros monumentos que se construyeron por esclavos negros que habían ganado su libertad.

Otras construcciones militares coloniales de interés patrimonial son el Fuerte Picolet, Fort Jacques y el Fuerte Alexandre. El Fuerte Picolet fue diseñado como una fortaleza estratégica, compuesta por dos baterías superpuestas, un camino de ronda y una muralla que recorre la costa. Las obras de construcción comenzaron en 1736 y fueron terminadas en 1741. Esta imponente estructura es testigo del saber hacer arquitectónico de la época colonial francesa.

Fort Jacques, también conocido como Fort Jacques Dessalines, es una antigua fortificación importante por su papel en la historia de Haití, particularmente durante la Revolución haitiana y la lucha por la independencia del dominio colonial francés. El fuerte lleva el nombre de Jean-Jacques Dessalines, una figura clave de la Revolución haitiana y el primer líder del Haití independiente como habíamos dicho anteriormente, es un sitio histórico y un destino turístico popular. En esos años también se construyó el Fuerte Alexandre, que lleva el nombre de su comandante Pétion, era una fortaleza erigida para contrarrestar cualquier intento de reconquista.

Los visitantes pueden explorar las fortificaciones bien conservadas, que incluyen muros de piedra, cañones y otros vestigios del pasado; es un lugar para reflexionar sobre la importancia de la Revolución haitiana y la lucha del país por la libertad y la independencia. Hoy en día, es un sitio turístico y una fuente de orgullo nacional.

Sin embargo, llegar hasta ella no es fácil: los visitantes deben atravesar un terreno montañoso y, en muchos casos, realizar una caminata de varias horas para alcanzar la cima donde se encuentra La Ciudadela. Por otra parte, la inestabilidad política y la creciente inseguridad han disuadido a los turistas de incluir a Haití en sus destinos caribeños.

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