isla saona
República Dominicana. Foto: ©valio84/123RF

¿Es realmente un viaje de venganza un acto de los turistas para recuperar el tiempo perdido a causa de la pandemia mundial?

Los expertos afirman que la respuesta puede ser sí, en especial para destinos turísticos como los caribeños sedientos de recursos para recuperar el ritmo de sus economías.

El término «viajes de venganza» aparece a primera vista como un elemento de novela de tensiones, pero una segunda mirada puede revelarlos como una piedra angular en conjunto de la recuperación de la industria del ocio por el mundo.

Puede reconocerse que tal “venganza» puede ser muy conveniente en ese sentido.

Una especialista del sector hotelero Tina Edmundson, directora de marketing y marca global de Marriott International explicó a una revista internacional que ve el «viaje de venganza» como el acto de recuperar el tiempo perdido, así como las oportunidades que se esfumaron de vacacionistas que se quedaron en casa durante toda la epidemia restringiendo sus deseos de irse de paseo internacional.

Las razones del turismo no descansan solamente en pasar el tiempo libre sino también lograr otros objetivos imprescindibles para el equilibrio sicológico de una persona.

Algunos de esos fines son explorar nuevos destinos y culturas, verse otra vez con familiares y amigos lejanos o conocer realidades sorprendentes y lejanas a las llamadas vidas comunes de todos los días.

Edmunson estimó que millones de esas personas, por causa de los confinamientos, cambiaron la definición de «deseo de viajar» por la «necesidad de hacerlo».

Una saludable «venganza» contra el coronavirus sería irse a pasear por el mundo.

Los expertos creen que la grata y perentoria necesidad de viajar es hoy más alta que nunca antes. Y en estos casos tal exigencia del ego de cada cual puede favorecer a destinos como el Caribe.

Los análisis más precisos de la situación del turismo en América Latina y el Caribe así lo demuestran.

La muy respetable CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) consideró en un análisis que el turismo ha sido uno de los sectores económicos más afectados en esa parte del mundo por la Covid-19.

De acuerdo con la entidad la caída de este sector podría llevar a una caída del crecimiento del PIB del Caribe y América Latina de 8 y 1 puntos porcentuales, respectivamente, cuando la pandemia retroceda definitivamente.

Actualmente, pese al alto «resentimiento contra la pandemia» ese sentimiento podría crecer más a causa de la riesgosa ómicron.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió un informe técnico sobre la variante del virus SarsCov-2 descubierta el pasado 24 de noviembre en Sudáfrica.

La OMS divulgó que el riesgo para el mundo es muy alto, si se toman en cuenta tales variantes que tienen el potencial de ser más resistente a la inmunización y que pueden ser más contagiosa.

El director general de la OMS, Tedros Adhanom, emitió una recomendación a los 194 Estados miembros de la ONU a tomar las medidas pertinentes.

Estas serían incrementar las medidas de vigilancia y acelerar el proceso de vacunación, especialmente en la población que aún no recibe todavía por lo menos una dosis.

Los sectores sanitarios mundiales al menos hasta el momento de escribirse este artículo no tenían certeza si esta cepa es o no más contagiosa o más letal que otras.

Por el momento ómicron es otro escollo ante la humanidad y dentro de ella ante el turismo.

Esperemos, con optimismo, que esta sorpresiva cepa no sea implacable con las reaperturas que se amplían actualmente en el planeta en regiones tan necesitadas como el l Caribe.

Y que su único efecto sea fortalecer esos saludables «viajes de venganza», tan esperados.

F

Ferromar

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