Especial TTC: Cerro de Jacán y Valle de San Miguel, paraísos para el turismo de naturaleza

Por: José Luis Perelló

El turismo de naturaleza y aventura está aumentando rápidamente su popularidad a nivel global ya que los turistas buscan vacaciones inusuales. Según un reciente informe publicado por Allied Market Research, el tamaño del mercado global de esta modalidad de turismo se valoró en 324.9 millones de dólares en 2022 y se proyecta que alcance los 2 mil millones para 2032.

Esta modalidad turística tiene como objetivo principal visitar o alojarse en un espacio natural, habitualmente en pequeñas localidades que lleva implícito el conocer lugares, su gente y su cultura de manera activa y participativa. Está muy relacionado con el ecoturismo, este último muestra un crecimiento (CAGR) de 11,7 % hasta 2035 según Allied Market Research.

Cuba posee numerosos escenarios naturales de valles, montañas, ríos, cascadas, pueblos, historias y costumbres; que son atractivos para los visitantes motivados por experiencias diferentes al turismo convencional de sol y playa. Tal vez, uno de los menos conocidos y que reúne singulares recursos y atractivos sin la puesta en “Valor Turístico” es el cerro de Jacán y el Valle de San Miguel de Guamacaro.

Aunque no se conoce la fecha exacta de su fundación, San Miguel de los Baños es un poblado construido en el primer tercio del siglo XIX localizado a unos veinticinco kilómetros al sur de Cárdenas en la provincia de Matanzas. Aunque se encuentra a solo 35 km de Varadero, el principal polo turístico del país, la inmensa mayoría de los visitantes ignora que tienen cerca tan maravilloso lugar.

Situado en el valle San Miguel de Guamacaro, en forma de meseta baja, es circundado por montañas de poca elevación, situado entre la “Loma de Jacán” y el “Rio Copey” rodeado por una vegetación exuberante, en un agradable microclima, fresco y seco, y destacado por la calidad de las aguas de los manantiales que brotan de una falla abierta entre las rocas volcánicas.

En 1861, San Miguel de Los Baños tenía veintisiete edificaciones y cuarenta y ocho habitantes, que demuestra que muchos de ellos se dedicaban a alquilar habitaciones a los visitantes foráneos. En los inicios del siglo XX, familias adineradas acudían a esta localidad para disfrutar de un paisaje encantador y alojarse en los hoteles balnearios que existían en el poblado. Los famosos manantiales brotan de una falla abierta entre las serpentinas, roca básica de esta zona, y la caliza; con apacible clima fresco, notablemente seco y vientos suaves y refrescantes, que conforman un ambiente tónico encantador, de bienestar y placidez.

El pueblo comenzó a crecer aceleradamente y se comenzaron a construir casas de forma ordenada, usando un modelo de urbanización que tomaba como centro la ubicación de los manantiales, con calles anchas y amplias y bastante arbolado. Algunas casas se hicieron de madera, otras de piedra de una o varias plantas. Muchas de estas construcciones eran casas de descanso o para vacacionar.

Desde que comenzaron a acudir personas a San Miguel, buscando sus aguas minerales y medicinales, se comenzaron a crear instalaciones de alojamiento. Llegaron a existir 5 hoteles en la zona: el Hotel Cuba, el Hotel Villaverde, el Hotel San Miguel, pero el mejor de ellos que aún es un símbolo del lugar, a pesar de su deterioro, es el Hotel Balneario de San Miguel de los Baños; situado de forma privilegiada a la entrada del Valle y construido en el lugar donde se encontraban los manantiales principales. Se considera la primera estación hidromineral y climaterapéutica en América Latina.

Al fundarse el Hotel en 1930, sus tres plantas fueron destinadas a habitaciones, restaurante, cafetería, salón de baile, reservados, oficinas, tienda, terrazas y sus áreas exteriores para amplios jardines, por lo que se alojaban gran cantidad de turistas cubanos y extranjeros.

Aunque en avanzado estado de deterioro y abandono, se percibe un edificio de tres plantas, con cuatro hermosas cúpulas en su parte superior. En la parte posterior se creó un gran jardín con varias instalaciones para bañarse, surtidas con los manantiales de aguas minerales y un hermoso parque lleno de vegetación que invitaba al descanso.

Actualmente se puede acceder a una instalación donde los visitantes y los pobladores del lugar llenan vasijas del agua medicinal. Este espacio es un salón, conocido como “sala del envasadero”, a tres metros bajo la superficie al que se desciende por una escalera hasta una fuente donde brota constantemente el agua mineral del manantial.

El Gran Hotel Balneario San Miguel de los Baños, el más conocido de todos, posee un estilo renacentista imposible de admirar sin apenarse por su estado actual. Aun así, son muchos los que siguen acudiendo a la zona para asombrarse con la arquitectura todavía maravillosa e imaginar cómo tuvo que ser este lugar en su época de esplendor.

Entre los principales atractivos del poblado de San Miguel, se encuentra un conjunto de casas de madera, de estilo victoriano con marquetería y cenefas talladas en madera conocidas como “ginger and bread”, estas presentan una marcada influencia del bungaló construido con el sistema baloom-frame. Este conjunto, unido a su paisaje, compite entre los más grandes y aun existentes de su tipo en el Caribe.

Aunque cerrada por deterioro se destaca la antigua Iglesia dedicada a San Miguel Arcángel, edificada en 1924. A lo lejos se puede ver la Ermita, con la gran escalinata hacia lo alto del cerro, orientada en línea recta desde la iglesia. Otro de los atractivos de singular valor turístico es la Loma de Jacán, el segundo punto más elevado de la provincia, permitiendo disfrutar de unas extraordinarias vistas del valle y sus alrededores.

Desde las alturas de San Miguel, se observa una vista espléndida, que constituye uno de los paisajes interesantes de la provincia sobre todo alrededor del Cristo de Jacán, que constituye un mirador natural de donde se observa toda la diversidad paisajística del norte de la provincia de Matanzas.

Situada en la cima de la Loma de Jacán, a 316 metros sobre el nivel del mar se encuentra La Ermita de San Miguel de los Baños, una construcción de índole religioso que data de 1918; que guarda en su interior la escultura de Cristo Crucificado, de tamaño natural, confeccionado en madera color ébano.

Una enorme escalinata conduce a la Ermita y cuenta con 444 escalones de piedra y 14 amplios descansos, identificados con las 14 estaciones del Via Crucis, el largo camino que recorrió Jesucristo con la cruz encima, hasta el Calvario donde fue sacrificado. Cada descanso posee una gran placa esculpida con imágenes del Calvario de Cristo. Fueron hechas por el escultor cubano Manuel Carbonell. El conjunto tiene un atractivo propio dentro de la espesa vegetación, difícil de encontrar en otras regiones caribeñas.

San Miguel de los Baños, posee grandes potencialidades para el desarrollo de varias modalidades de turismo tales como: turismo de naturaleza, turismo de salud, histórico-cultural y ecoturismo. Por ello sería muy conveniente la puesta en marcha de proyectos que impliquen el desarrollo turístico en esta localidad, privilegiada por la naturaleza. Otro recurso turístico que tiene gran importancia en este espacio es la exclusividad y antigüedad de la arquitectura popular y espontánea del poblado, con su principal joya arquitectónica el gran hotel del balneario, primero de su tipo construido en América Latina para el cumplimiento de esas funciones.

Algunos de estos recursos como las casas de madera, el Cristo de Jacán y su escalinata, la vegetación, la fauna, las aguas medicinales, el folklore y la artesanía local tienen una elevada representatividad didáctica, ya que la mayoría de los visitantes recibirán valores culturales relacionados con la historia de Cuba o con la importancia de preservar los valores naturales de San Miguel. En este sentido, en el año 2007 se elaboró el “Plan de Manejo de San Miguel de los Baños” a partir de un diagnóstico de las potencialidades ecoturísticas y del estudio sociológico de la localidad.

Una vez que un elemento histórico-cultural se transforma en un producto turístico, su «valor cultural» también se transforma en un «valor comercial», un proceso que también estimula la reinvención del pasado. Más que una recuperación del pasado, muchos elementos del patrimonio y el turismo funcionan como una nueva forma de producción cultural, una especie de industria de valor añadido, según el Programa Transcultura de la UNESCO.

San Miguel de los Baños todavía conserva el estilo pintoresco que gozó durante muchas décadas y todavía se está a tiempo de salvarlo. Podría convertirse en uno de los más bellos y atractivos destinos de naturaleza de Cuba, si existiera la voluntad y los recursos para un proyecto de desarrollo encaminado a restaurarlo.

MÁS NOTICIAS

SUSCRÍBASE A NUESTRO BOLETÍN

ESTAMOS EN REDES SOCIALES