Especial TTC: Cayos de San Felipe, destino turístico de naturaleza y aventura

Por: José Luis Perelló

Localizado al sur de Cuba, en la occidental provincia de Pinar del Río se encuentra la llanura sumergida e islotes de San Felipe-Los Indios; con una superficie de más de 26 mil hectáreas, de las cuales la mayoría son ocupadas por grandes extensiones marinas. Ese rico ecosistema cualificado como Parque Nacional Los Cayos de San Felipe es accesible solo por vía marítima desde los puertos de la Coloma y de Batabanó, así como desde el Centro Internacional de Buceo María La Gorda.

Este enclave natural lleva el nombre de San Felipe, en honor al rey Felipe II de España. Abarca una cadena de pequeños cayos caracterizados por sus atractivas playas de aguas transparentes y abundante vida marina, lo que hace que el parque sea un lugar singular para practicar snorkel, buceo y otras actividades educativas acuáticas. Además de contar con bosques de manglares y ecosistemas costeros.

Los especialistas consideran que San Felipe y su grupo de islotes y cayos forman parte de una naciente llanura costera de origen carbonatado, separada del resto de la isla por fallas naturales. En este sentido, el propósito de designar el área como parque nacional fue proteger la belleza natural de la zona y garantizar que las diversas plantas y animales continuaran desarrollándose. Esto refleja un compromiso con la preservación de su belleza natural, la protección de su biodiversidad y de su patrimonio cultural para que las generaciones futuras lo disfruten y aprecien.

Dentro de la rica plataforma marina existente -además de manglares, seibadales y arrecifes- los ecosistemas son los de mayor valor ecológico y económico. Allí bulle la vida en arrecifes coralinos coloridos y en los que habitan unas 200 especies. La zona posee unos veinte sitios clasificados como ideales para la práctica del buceo respetuoso, que no admite la depredación, ni la caza desmedida en la plataforma.

El clima del parque está clasificado como «sabana tropical», con temperaturas cálidas constantes durante todo el año. El fondo marino está compuesto principalmente por arena blanca cubierta de algas y proporciona un lugar ideal para pescar y caminar. Al igual que muchas zonas costeras, alberga una variedad de plantas marinas que contribuyen a la diversidad ecológica del parque y a la salud general de sus ecosistemas marinos.

Los macizos de mangle cubren alrededor del 60 % de las 2,041 hectáreas de superficie terrestre, con la presencia de las cuatro especies  reportadas en Cuba: el mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle prieto (Avicennia germinans), mangle patabán (Laguncularia racemosa) y mangle yana (Conocarpus erecta).

Su flora se enriquece con más de 66 especies de plantas, de 35 familias botánicas. También presenta subespecies endémicas de la fauna, especialmente reptiles y aves, como el chipojo de Cayo Real (Anolis luteogularis sanfelipensis) y el correcosta o culebrina (Ameiva auberi sanfelipensis); entre las aves el juan chiví (Vireo gundlachii sanfelipensis) y carpintero jabao (Melanerpes superciliaris sanfelipensis).

Las inofensivas iguanas viven allí en un medio muy favorable para su existencia. Sus especies tienen garantía de conservación y solo son amenazadas por huracanes que a veces tapan o anegan sus refugios habituales entre las piedras del litoral. Los manatíes son también uno de los animales principales del parque.

Las aguas que rodean los Cayos de San Felipe albergan extensos sistemas de arrecifes de coral repletos de vida. Estos arrecifes cuentan con una impresionante variedad de colores, formas y texturas, con corales duros, corales blandos y formaciones de coral que proporcionan hábitat y refugio para una multitud de especies marinas. Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas con mayor diversidad biológica del planeta, ya que albergan una amplia gama de vida marina, incluidos peces, invertebrados y otros organismos.

Las langostas espinosas, conocidas por sus distintivas espinas y su coloración vibrante, habitan en grietas rocosas y arrecifes de coral en toda la zona. Las poblaciones de langosta se gestionan cuidadosamente para garantizar prácticas de captura sostenibles, con regulaciones para proteger a las poblaciones reproductoras y evitar la sobrepesca.

Debido al impresionante encanto natural del parque, este atrae a turistas que buscan diversas actividades como buceo, snorkel, observación de aves, senderismo y kayak. Sin embargo, existe preocupación por los impactos negativos del turismo masivo y la falta de regulación, lo que podría representar un peligro para la conservación.

En el corazón del Caribe, donde la flora y fauna se combinan con aguas cristalinas y playas vírgenes, se encuentra este impresionante paraíso natural, cargado de biodiversidad, belleza escénica y cultura autóctona, donde los visitantes disfrutan de una aventura única.

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