Especial TTC: Belice, cultura maya y selva tropical en el Caribe

Por: José Luis Perelló

En este pequeño país del Caribe Centroamericano se conjugan impresionantes atractivos culturales y naturales, que se han posicionado como motivos de viaje para miles de turistas de todo el mundo, quienes aportan cerca del 50 % de los ingresos del país. Las actividades turísticas han continuado fortaleciéndose: en los dos primeros meses de 2024 arribaron a Belice 335.537 visitantes internacionales; con un crecimiento del 27,7 % de turistas de estancia, mientras los visitantes en cruceros aumentaron un 23,2 % en relación a igual período de 2023.

Con poco más de 400 mil habitantes y unos 23 mil kilómetros cuadrados de superficie, es el segundo país más pequeño de América Central y, probablemente también, el menos conocido. Por la proximidad geográfica con Norteamérica, y porque su idioma oficial es el inglés, cerca del 90 % de sus visitantes provienen de Estados Unidos y Canadá.

Entre sus recursos y atractivos para el turismo internacional se documentan más de 1.400 lugares arqueológicos mayas. La mayor parte de los cuales todavía están sin excavar; y los que lo están solo han sido descubiertos en una mínima parte. Un buen número de estos enigmáticos y evocadores restos de antiguas ciudades mayas están en medio de la inmensidad verde de las selvas, -algunos a orillas de ríos todavía vírgenes, otros a la orilla del Caribe beliceño-; y todos diseminados a lo largo y ancho del país.

La cultura maya se desarrolló entre mediados del segundo milenio antes de Cristo hasta finales del siglo XVI, su época de mayor esplendor estuvo entre los años 250 y 900 de nuestra era.

En la zona centro occidental del país se asienta “Caracol” -uno de los recursos claves identificados por el Programa Transcultura de la UNESCO-, el cual que con seguridad, fue la mayor ciudad maya situada en el actual Belice. De nombre original Oxhuitzá, fue una de las principales ciudades-estado de la región y albergó a unas 100 mil personas, más del doble de la población actual de la ciudad de Belice.

Otro de los sitios arqueológicos del enigmático embrujo del mundo maya es el yacimiento arqueológico de Xunantunich, que en maya quiere decir “Mujer de Piedra”, según una leyenda local habla del fantasma de una mujer que habita en el lugar. Este imponente enclave tiene un total de seis plazas y 25 templos y cuenta con una pirámide de 40 metros de altura que exhibe en sus laterales dos formidables relieves en estuco que representan personajes, dioses y leyendas mayas. Desde el nivel más elevado de la gran pirámide hasta donde alcanza la vista se contempla, en todas direcciones, un impresionante panorama selvático que hace pensar que muchos de los montículos cubiertos de vegetación que se divisan en la lejanía ocultan templos y pirámides.

Muy cerca de Xanantunich se encuentra Cahal Pech otro sitio arqueológico más pequeño de tamaño, pero grande en interés, porque además de ser uno de los emplazamientos maya más antiguos de Belice fue la residencia de una importante familia de la dinastía maya. Aparte de la rara posibilidad de poder ver las áreas del palacio, incluyendo dormitorios, salas de oración y sauna. Otro de sus atractivos es poder recorrerlo casi a solas, ya que es uno de los lugares menos visitados de la zona.

Más del 60 % del país lo ocupa el bosque tropical, una selva que, en muchos casos, resulta de una exuberancia impenetrable y que todavía esconde gran parte del patrimonio. Es posible visitar alguna caverna perteneciente al enorme sistema de cuevas beliceño, considerado como el más grande de toda Centroamérica. Estos enigmáticos lugares frecuentemente recorridos por cursos fluviales subterráneos, eran en muchos casos, entornos en los que los mayas celebraban ritos y ceremonias, y donde, todavía hoy día, se pueden encontrar objetos pertenecientes a esa cultura, incluso restos humanos.

El país se declara comprometido con la preservación de su rica biodiversidad, y la mayoría de la selva está protegida. Con más de 600 especies de aves, los bosques tropicales de Belice son un paraíso para ornitólogos y observadores de aves que pueden disfrutar del avistamiento de tucanes, águilas arpías, colibríes, garzas, cigüeñas jaribú, loros pintados o guacamayos.

Es también un auténtico santuario para el jaguar, con una población cercana a los 700 ejemplares, que cumple una misión fundamental en el control y conservación de la especie, siendo clave en el Corredor Biológico Mesoamericano. El santuario de vida silvestre Cockscomb Basin es la primera reserva de jaguares del mundo, y también ofrece protección a otra diversidad de vida silvestre, incluidos tapires, monos auxiliadores e innumerables especies de aves.

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