turismo alternativo (foto Google Sites)

Por Frank Martin

El turismo alternativo, una modalidad que algunos especialistas del sector describen como «de perfil amplio» tiene buenos pronósticos para los próximos años, el más importante que crecerá en varios millones de dólares para 2028, en comparación con 2023.

Quienes así piensan mencionan como factor «positivo» que la modalidad ofrece una buena oportunidad de desarrollo tanto urbano como social. Más ampliamente, ayuda a enfrentar ramas necesarias pero costosas de la sociedad como la educación, el desarrollo social y el surgimiento de más empleos.

Suele incluirse en este perfil a los turistas que gustan de un contacto directo con la naturaleza. También aquellos que buscan el intercambio cultural, la amistad y disfrutar de aquellas prácticas que protegen el medio ambiente.

Pero no solo eso. De una forma u otra suelen favorecer la organización social a partir de su interés por el funcionamiento de las comunidades. Aprenden y promueven tradiciones y las diseminan.

Se mencionan como alternativos el turismo cultural, el agroturismo, el turismo de aventura, el rural y el ecoturismo. Los expertos en el tema piden que el alternativo no sea confundido con el turismo de masas, muy dañino en ciertas condiciones.

Un buen resumen del alternativo es que tiene el propósito de «fomentar y difundir un entretenimiento que se pueda desarrollar dentro de una comunidad, ya sea a partir de la participación y conexión de los turistas con la naturaleza o la correlación con la población local y sus expresiones culturales, siempre bajo la intención de salvaguardar el patrimonio cultural, histórico y natural», según una definición.

Los turistas de este perfil prefieren grupos pequeños dispuestos a disfrutar y fomentar un entretenimiento que se pueda desarrollar dentro de una comunidad, pero siempre bajo la consigna de salvaguardar el patrimonio cultural, histórico y natural.

Pueden favorecer la cultura ecológica y ayudan a financiar la conservación de los recursos naturales.

En la región del Caribe y América Latina en general existen llamados serios a desarrollar esta modalidad. Son muchos los destinos interesados en mantener un desarrollo social estable, ingresos que no amenacen con problemas de saturación como podría hacerlo el turismo de multitudes y alcanzar otros beneficios.

El objetivo que se defiende en este caso es que se desarrolle una fuente de generación de riqueza, el turismo, y que derive en crecimiento, desarrollo, innovación y sostenibilidad ambiental.

Esto sin abandonar las ramas imprescindibles a la industria del ocio como el transporte, hostelería, restauración, cultura, gastronomía, ocio y naturaleza.

En otras palabras, y más directamente, se promueve una economía apoyada en el turismo sin sus inconvenientes; lo que llegaría en un momento crucial, tras la pandemia global que aún presiona al mundo con sus secuelas, que aún atrasarán la recuperación por un tiempo difícil de definir.

Los inversionistas parecen estar de acuerdo con lo positivo de la modalidad. Informes afirman que el sector empresarial no solo apoya sino que impulsa el mercado del turismo alternativo, lo cual hace que la percepción de ganancia esté intacta.

Todo ello ocurre a pesar de la presencia de una intensa competencia, debido a que se ansía una recuperación global, rápida y clara.

Lo que ofrece en ese sentido el turismo alternativo es aún más nítido. Los inversores son optimistas sobre esta área, y aún habrá más inversiones nuevas ingresando al campo en el futuro, de acuerdo con los pronósticos. Las acciones de este perfil del turismo mundial son actualmente altas.

Ferromar

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