Escultura a tamaño real de Ernest Hemingway en El Bar-Restaurante Floridita. Foto: Archivo

Por: Santiago Campodonico, Red Visitar

Aun sin ser cubano, el país ha aceptado a Hemingway como una de sus figuras emblemáticas y considerando que él también amaba a Cuba, yo diría que logró su papel de padre, de ahí que cariñosamente lo apodaran Papa. Sin embargo, solo definirlo como una figura más haría tanta justicia a su imagen como leer sus relatos y quedarse en lo que dicen, es algo que tienes que experimentar profundamente.

Adentrarse a las aguas de la vida de este escritor es querer buscar el pez más gordo, y no quedarse satisfecho con una pesca sencilla. No se puede conocer a alguien que vivió 20 años en La Habana en un día, y mucho menos solo viendo sus pisadas. Te adentrarás en sus zapatos, y dejarás nuevas huellas, pasando por las actividades que él hubiera realizado.

Visita la Finca Vigía, la que una vez fue casa de Hemingway y hoy es convertida en un museo en su honor. Un lugar donde escribió buena parte de novelas como Por quién doblan las campanas, El Viejo y el Mar, e Islas del Golfo, y donde podrás escribir tu aporte. Siendo un lugar que se ha mantenido tal como el escritor lo ha dejado, es una oportunidad perfecta para llenarse de su aire. Lleva una libreta, y escribe, aunque sea tres palabras, verás cómo tienen la elegancia de un haiku. No te conformes con ver cómo vivía, aventúrate a vivir como él.

Si quieres probar que has leído sus textos y los conoces tan bien como él mismo, pasa por la Marina Hemingway. El Hotel El Viejo y El Mar, el restaurante Fiesta y la embarcación Kilimanjaro son algunas de las atracciones que verás, y harán que te sientas como un inocente gato bajo la lluvia de referencias. Pero las referencias son vacías si carecen de contenido ¿por qué quedarse en colinas blancas? Viaja a conocer la cultura de esta gente, te sorprenderá.

Realiza un viaje al pueblo cercano de Cojímar, y gana una reputación de Papá o de hijo. Ve a pescar con los locales o tus amigos en una barca, trata de domar al pez más grande y vuélvete más jóvenes en el proceso. Después de tu pesca ve a comer al restaurante Las Terrazas donde Hemingway solía ir, disfruta de un cóctel mirando al mar mientras piensas en nudos y desenlaces.

Prueba sabores únicos en bares como El Floridita y La Bodeguita del Medio. Conocidos por muchos nombres, la cuna del Daiquiri, la casa del Mojito, tal vez mejor ilustrado por un grafiti que se atribuye a Hemingway Mi mojito en La Bodeguita, mi daiquirí en El Floridita. Disfruta de bebidas que el escritor de Fiesta se moría por compartir con el mundo. Ve con tus amigos y pasa una noche de novela.

Si quieres vivir la experiencia completa puedes incluso alojarte en el Hotel Ambos Mundos, donde puedes sentir las pisadas de Hemingway. La habitación 511, donde a él le gustaba hospedarse, todavía se conserva como un pequeño museo. Se siente todo el misterio de un vecino que quieres conocer, pero no sale de su casa, lo cual incluso podría inspirarte. Si solo quieres pasar el día, el restaurante del hotel todavía conserva los platillos favoritos del escritor en su honor, y se llega al corazón por el estómago.

Estas son algunas de las actividades que puedes hacer para vivir una experiencia única a lo Hemingway. No tienes que hacerlas todas consecutivamente, Hemingway no sólo vivía en cuatro lugares después de todo. Atraviesa los cayos y admira las playas que motivaron al escritor a escribir Islas en el Golfo, y piensa en ti o un personaje recorriendo mares y tormentas.

Entender a Hemingway es llenarse de Cuba, y la mejor forma de hacerlo es visitándola. Lo más sencillo suele ser lo más difícil de notar, y siendo tan mitificado, a veces olvidamos que Ernest era solo un hombre al que le gustaba escribir, beber con sus amigos, compartir con extraños y ser uno con el Caribe.

Ferromar

MÁS NOTICIAS

SUSCRÍBASE A NUESTRO BOLETÍN

ESTAMOS EN REDES SOCIALES