El arrecife coralino de Belice es el segundo mayor del mundo y rodea la isla de belleza natural. Foto: Pixabay

Cayo Ambergris podría llamar la atención por muchas cosas. No hay solo una razón para poner la mirada en las islas de Belice, o en su propia tierra continental. Por años, su particular naturaleza de ser ela única monarquía parlamentaria de América, o su reunión de sitios arqueológicos con un semillero de islas paradisiacas, o su ubicación caprichosa entre las grandes tierras de México y Guatemala, en el mar Caribe, ha atraído a muchos, que suelen regresar. Pero es la mayor de sus islas, Cayo Ambergris, la que hoy roba nuestra vista, por el encanto especial del arrecife coralino, y la sopresa que guarda el enigmático Blue Hole de sus aguas, un agujero de 123 metros de profundidad y 300 metros de ancho resultado del colapso sufrido por una cueva submarina hace siglos.

«Ah, pero eso dicen de todas las islas. Seguro está repleta de gente haciéndote la vida difícil», podrá decir entre dientes algún escépticos. Y ahí es donde habría que terminar de aplaudir a este destino de mar y paz. Entérese. Cayo Ambergris está habitado por apenas unas 2000 personas; con sus 40 kilómetros de largo de norte a sur, su poco más de kilómetro y medio de ancho y sus 64 kilómetros cuadrados de superficie. Así que por sta vez, usar la frase trillada está permitido, por ser honesta. Anótelo: Cayo Ambergris «es un pequeño paraíso en la tierra».

Si aún no está convencido de planear las vacaciones familiares en esta islita serena de aguas atlánticas, no lo culpamos, pero sí lo convencemos. ¿Ya le mencionamos la increíble fauna subacuática de Cayo Ambergris? Pues veamos.

Sepa que sus centros de buceo y snorkeling pasan por ser los mejores de Centroamérica, y es por una razón. El exhuberante arrecife coralino, Patrimonio de la Humanidad y segundo más grande del mundo, que rodea, como una corona de bondad natural, a la isla, bendiciéndola con especies marinas exóticas y coloridas.

Pero también hay opciones para quienes prefieren tumbarse a la orilla de sus playas cristalinas o practicar algún deporte. La isla cuenta con playas de arena blanca y suave de temperaturas cálidas y todo tipo de deporte acuático. El avistamientpo de aves es casi involuntario, por la cercanía de manglares poblados de especies exóticas.

Para repuntar su maravilla, contrario a lo que cualquiera pensaría, en la noche Cayo Ambergris guarda aún sorpresas. Una cadena costera de hoteles de variada opción asegura una vida nocturna enérgica para no olvidar.

Ya le damos permiso para colgar la foto en su oficina, y soñar sus vaciones en este pedazo de paz de Belice.

(Con información de Enjoy Belize y Viajestic)

Ferromar

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