Foto: Paolo/Pixabay.

Las religiones son parte fundamental de nuestra historia. Adentrarse en ellas es una gran manera de conocer la cultura local, por eso, el turismo religioso se ha convertido en una modalidad de viaje en auge.

El concepto de turismo religioso consiste en visitar a lugares asociados a prácticas o costumbres vinculadas con la religión. Es una modalidad motivada por la fe y la espiritualidad, y moviliza a millones de personas cada año de todo el mundo.

Debido a que conocer la religión de un destino nos acerca a su cultura, sus tradiciones y sus costumbres, esta modalidad se encuentra dentro del gran paraguas del turismo cultural. Sin embargo, es importante subrayar que no todos los viajeros tienen el mismo grado de interés en temas religiosos, pues no es lo mismo ofrecer un producto a un peregrino puro (para quien la religión es fundamental) que para un visitante que tiene motivaciones más culturales y de ocio.

¿Qué necesita el turista religioso?

Quien viaja para descubrir lugares asociados a la religión generalmente necesita:

  •     Paquetes turísticos que les brinden seguridad, tranquilidad y confort. Que incluyan hospedaje, transporte y otras actividades de recreación.
  •     Vías de acceso y servicios adaptados para visitantes con necesidades especiales. Considerando que un gran número de personas visitan santuarios y participan en peregrinaciones para pedir por su salud.
  •     Guías locales y especializados, que sepan transmitir su conocimiento y pasión acerca del papel de la religión en la cultura local.

Aspectos a tomar en cuenta para crear una experiencia de turismo religioso

Algunos puntos que los destinos, agencias turísticas o comunidades religiosas deben considerar al momento de crear productos turísticos son:

  •     Conocer al viajero para crear experiencias que vayan acorde a su grado de interés en la religión.
  •     Tener presente su edad. En el caso de actividades en espacios naturales, los viajeros jóvenes tienden a buscar actividades que demanden mayor esfuerzo físico, mientras que los viajeros de más edad prefieren que su experiencia sea más espiritual.
  •     Fomentar la conexión emocional en cada interacción.
  •     El lugar de procedencia de los viajeros: ¿profesan la misma religión? Si no es así, tener mucho respeto hacia sus creencias.
  •     No olvidar la importancia de conocer la opinión de los residentes: ¿están de acuerdo en que su espacio sagrado se convierta en un atractivo turístico y en cómo se lo presenta al viajero?

Ferromar

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