Un destino natural verdaderamente imponente por la vista de sus volcanes es Ometepe. Foto: Pexels

Ometepe vocablo de origen Náhuatl que significa Ome: dos y tepetl: cerros con una extensión de 276 km cuadrados, es la mayor isla del mundo en un lago de agua dulce.

En la etapa prehispánica, se creía que la Isla era sitio de morada para los dioses, y se halla custodiada por los colosos Volcánicos El Maderas y El Concepción, tal vez uno de los factores para que los antiguos la tuvieran en alta consideración.

Por esos tiempos los habitantes de este pedazo de tierra pacífica fueron las tribus Caribisis de Sudamérica, Chorotegas, nahuas y otras que dejaron la huella pictórica y sagrada de los petroglifos distribuidos en toda su extensión.

Los ojos de agua de la Isla regalan una vista de aguas turquesas y límpidas. Foto: Centroamérica

Una serie de hermosas aves locales puebla el tupido arbolaje de Ometepe, pero también un colorido grupo de animales típicos de la región. Los cantos de Garrobos, Cusucos, Pizotes, Monos Cara Blanca y de aves como zanates, garzas, urracas llenan el aire de naturaleza constantemente.

En las aguas, a su vez, el Guapote, el Gaspar, el Tiburón Blanco, el Pez Sierra, los Róbalos y la Tilapia son parte del ecosistema local mientras la flora está poblada por especies arbóreas como Guanacaste, Pochotes, Laureles, Genízaros y el vistoso Madroño.

Entre las actividades favoritas de los visitantes, caminar los senderos del volcán Concepción, que está activo, permite disfrutar la vista impresionante desde la cima. Aunque esta suele  estar cubierta de nubes, durante un día despejado se puede ver el océano Pacífico. Este caminata desafiante suele durar unas 10 horas y solo se debe intentar con la asistencia de un guía local.

También es exhaustive pero recompensante la caminata de 8 horas para subir y bajar el volcán Maderas.

Otro de los sitios favoritos de quienes llegan a Ometepe son sus manantiales de aguas dulces, turquesas y límpidas. Al sumergirte en las fosas de agua clara de los «Ojos de Agua», los turistas suelen disfrutar una bebida refrescante o de la gastronomía local en el restaurante más cercano.

Lo cierto es que una de las ventajas de visitar esta bella isla con paisajes virginales es la doble opción de practicar un turismo de exploración y caminata junto a la recreación simple de quien busca el descanso, mientras observa las imponentes vistas de los manantiales y volcanes y escucha los sonidos naturales de la fauna local. Ometepe tiene un rostro que dar a cada tipo de visitante, esa es quizás una de sus grandes magias.

(Con información de Centroamérica y Expedia)

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