Especial TTC: Los Parques Naturales Urbanos como atractivos para el turismo

Por: José Luis Perelló

Los parques naturales urbanos pueden ser la clave para una vida más plena, integrando los espacios verdes de las grandes ciudades e impulsando la resiliencia y el sentido de pertenencia en distintas generaciones de pobladores y visitantes.

Como se ha comprobado a través de los años, lo que realmente activa el turismo son los recursos de una ciudad y muchos atractivos de estas se encuentran en los parques urbanos como espacios públicos. De la misma forma algunos espacios son en sí mismos atracciones y destinos de visitantes. Esto hace pensar de manera lógica que los parques naturales activan el turismo de las ciudades. Aunque no siempre se reconoce esto, los parques desempeñan un papel importantísimo en la economía turística de una ciudad.

Los parques naturales urbanos son espacios públicos cuyo principal propósito es la recreación al aire libre en un entorno dominado por paisajes naturales, con muy pocos edificios o atracciones artificiales que interrumpan la belleza natural. Estas áreas pueden incluir parques nacionales, jardines de flora y fauna silvestres y zonas verdes públicas donde se pueden practicar actividades como senderismo, paseos, picnics, recorridos en bote y relajación en plena naturaleza.

Investigaciones recientes, como veremos más adelante, han demostrado que interactuar con el entorno natural “probablemente tenga un efecto psicológico positivo significativo, que sirva para reducir el estrés, la ira, la frustración y la agresión, brindando una oportunidad para la creación de vínculos sociales y sirva como un lugar para el aprendizaje y la estimulación mental”.

Los parques naturales urbanos ofrecen diversos beneficios ecosistémicos. El extenso paisaje natural y la diversidad de flora y fauna biodiversa pueden contribuir a la purificación del aire y el agua, la regulación del clima, la captura de carbono y la provisión de hábitat y recursos para la fauna local.

Como ejemplo de reconocidos parques naturales urbanos de grandes ciudades, está el Parque Central de Nueva York que recibe anualmente más visitantes de fuera de la ciudad y está en el top 5 de los atractivos turísticos de Nueva York, junto con el High Line. También el Millenium Park de Chicago, se ha convertido en el gran atractivo turístico de esa área. De hecho, este parque hace por si solo que la ciudad de Chicago recaude más de 1,000 millones de dólares anualmente en turismo.

Bosque de Chapultepec en Ciudad de México, con más de 800 hectáreas, es uno de los espacios verdes urbanos más grandes de América y también uno de los más completos. Incluye castillos, museos, lagos, jardines botánicos y espacios para caminar o pedalear durante horas. Es un parque vivo, con una riqueza ecológica increíble y un papel fundamental en la historia de la ciudad. Sin duda, es uno de los mejores parques urbanos del mundo.

Lejos de la magnificencia de los parques anteriores, y en una escala mucho más pequeña el Bosque de La Habana o más conocido como Parque Metropolitano, está considerado como el pulmón de la capital habanera, pobremente incluido en la promoción turística, es una selva tropical de alto valor paisajístico y única área dentro de la ciudad con la presencia de un bosque urbano que atraviesa los terrenos correspondientes a cuatro municipios de La Habana, lo cual es fundamental hoy en día, ya que la vida urbana continúa creciendo y afectando el medioambiente y la naturaleza.

Un estudio reciente, publicado en la revista People and Nature, destaca el papel esencial de la naturaleza urbana en el “bienestar eudaimónico” de las personas (la eudaimonía implica un estado positivo y divino que la humanidad es capaz de esforzarse y eventualmente alcanzar). La investigación, realizada en la universidad de la ciudad finlandesa de Turku, revela que tanto jóvenes como adultos mayores experimentan una mejora profunda y duradera en su calidad de vida al interactuar con entornos naturales, lo que favorece la autoaceptación, el sentido de propósito y la conexión con los demás.

El “bienestar eudaimónico” se diferencia del “bienestar hedónico” que se centra en el placer inmediato; al referirse a una vida significativa basada en valores personales y sentido de vida. Según los investigadores, la naturaleza urbana actúa como un espacio donde las personas pueden conectar con su Yo más auténtico y con quienes les rodean. El estudio, que combinó encuestas y talleres de escritura creativa, identificó seis dimensiones claves del bienestar eudaimónico: autoaceptación, relaciones positivas, autonomía, dominio del entorno, propósito vital y crecimiento personal.

Los resultados publicados en People and Nature muestran que la naturaleza urbana no solo proporciona beneficios tangibles como la relajación o la actividad física, sino que también facilita procesos de reflexión profunda. Los participantes describieron cómo la naturaleza les permitía clarificar sus valores, afrontar los retos cotidianos y encontrar un sentido de continuidad en un mundo en constante cambio.

Entre los beneficios identificados, la autoaceptación y las relaciones positivas sobresalieron como dimensiones centrales. Los participantes indicaron que en la naturaleza se sentían plenos y aceptados, sin la presión de las expectativas sociales. Este entorno facilitó la expresión emocional, especialmente entre los jóvenes, quienes encontraron en la soledad de la naturaleza un espacio seguro para ser ellos mismos.

Por su parte, los adultos mayores valoraron la oportunidad de fortalecer vínculos intergeneracionales, disfrutando de la naturaleza junto a sus nietos y alejados de dispositivos tecnológicos. Además, la espiritualidad emergió con mayor fuerza en este grupo, quienes describieron sentirse parte de un todo mayor al estar en contacto con el entorno natural.

El estudio también evidenció diferencias y similitudes generacionales. Mientras que los jóvenes asociaron la naturaleza con la búsqueda de soledad y la expresión libre de emociones, los adultos mayores resaltaron la importancia de las conexiones familiares y la transmisión de conocimientos entre generaciones. Ambos grupos coincidieron en que la naturaleza ofrecía una sensación de permanencia y continuidad, actuando como ancla en medio de los cambios acelerados de la vida urbana.

La investigación identificó que la ecocrisis y los cambios ambientales percibidos afectan negativamente estos beneficios. La preocupación por el futuro y la posible pérdida de espacios naturales generaron sentimientos de ansiedad y, en el caso de los jóvenes, incluso vergüenza por formar parte de una humanidad que contribuye a la degradación ambiental. Esta ecoansiedad, según los autores, puede obstaculizar la autoaceptación y el sentido de propósito, aunque también motiva a muchos participantes a adoptar hábitos más ecológicos en su vida diaria.

Los investigadores y la revista People and Nature subrayan la importancia de incorporar estos hallazgos en la planificación urbana, afirmando  que “es importante fomentar un debate público más profundo sobre el significado de la naturaleza para las personas; estas cuestiones también podrían tenerse en cuenta en la toma de decisiones y, por ejemplo, en la planificación urbana”.

El equipo de investigadores sostiene que reconocer y potenciar los beneficios eudaimónicos de la naturaleza urbana puede contribuir a una vida más plena y resiliente en las ciudades, especialmente en contextos de creciente urbanización y presión sobre los espacios verdes.

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