Especial TTC: El “Turismo Pop”, escenarios culturales en destinos turísticos

Por: José Luis Perelló

En estos últimos años, la industria de los viajes ha generado la proliferación de novedosas modalidades, en correspondencia con los distintos segmentos del mercado y la irrupción de las nuevas tecnologías. En este escenario, el Turismo Pop crece como tendencia global, llevando a viajeros a escenarios icónicos de películas, series, música y libros. Un fenómeno que impulsa economías locales y renueva el turismo cultural, pero que también enfrenta retos como la masificación y la volatilidad de las modas mediáticas.

Como ejemplo reciente, en México el “Travel Pop Up Yucatán” fue un evento para aquellos que sueñan con vivir viajando, con curiosidad por cómo comenzar a relacionarse con marcas para fomentar un turismo responsable y consciente del mundo que nos rodea. Más que un evento viajero, Travel Pop Up fue una nueva manera de relacionarse con el sector turístico de habla hispana a través de las historias de viajeros reales ya posicionados como referentes de creación de contenidos, marcas y nuevos start ups.

Contaron como con ayuda de Worldpackers, un programa de voluntariado, en que se puede viajar y disfrutar, pero sobre todo dejar huella en las comunidades a las que visitas, aprovechando la experiencia para producir material audiovisual que genere un impacto en los viajeros del mundo.

Travel Pop Up Yucatán fue una ventana internacional hacia las infinitas posibilidades que México tiene para dejar huella en el turismo y crear conciencia de que es un país rico en cultura y lugares fantásticos, que valen la pena conservar.

El turismo pop también conocido como “location vacations”, es un tipo de viaje que se articula en torno a la emoción de visitar espacios que el público ya ha recorrido a través de la pantalla, la ficción o los medios digitales, más allá de su valor patrimonial tradicional.

Como derivación del turismo cultural, ofrece experiencias inmersivas que permiten vivir en primera persona rincones icónicos de historias que han marcado a generaciones. Para sus seguidores, llegar a estos destinos es una forma de materializar una pasión y de conectar con comunidades que comparten los mismos referentes culturales.

Su auge también está reconfigurando la industria turística: amplía el concepto de patrimonio, integra narrativas contemporáneas y responde a un consumo mediático globalizado. En un mundo hiperconectado, donde redes sociales, streaming y plataformas digitales expanden la cultura pop sin fronteras, cada vez más lugares adquieren relevancia internacional gracias a su aparición en producciones que conquistan audiencias globales.

El turismo pop como motor turístico se ha convertido en un impulsor clave para destinos emergentes y economías locales, especialmente en lugares que antes pasaban inadvertidos y que hoy reciben visitantes atraídos por su presencia en películas, series, música o libros. Este fenómeno incentiva la innovación turística mediante la creación de rutas temáticas, tours especializados y eventos diseñados para comunidades de fans, lo que permite reinterpretar el patrimonio desde una mirada contemporánea. Además, atrae a un público más joven, diverso y global, dispuesto a explorar territorios fuera de los circuitos tradicionales en busca de conexiones emocionales con su universo cultural favorito.

Vivir el Turismo Pop es entrar, literalmente, en los escenarios que marcaron a generaciones: caminar por las mismas calles que una serie hizo icónicas, descubrir rincones inmortalizados en una canción o visitar ciudades que solo existían en la pantalla. Para muchos fans, estos viajes son una experiencia profundamente emocional: permiten materializar una pasión, fortalecer el vínculo con la cultura pop y conectarse con comunidades que comparten los mismos intereses.

Este fenómeno también está renovando el turismo cultural al amplíar la mirada más allá de los monumentos, los museos convencionales o la historia tradicional, incorporando temáticas contemporáneas y globalizadas que dialogan con la cultura de masas.

Uno de los santuarios pop del turismo cultural es Graceland, la icónica casa-museo de Elvis Presley en Memphis, quizá el ejemplo más emblemático del turismo pop: un lugar convertido en santuario para quienes buscan reencontrarse con el mito en su propio territorio.

En los últimos años, diferentes escenarios para el turismo pop, en Latinoamérica se van consolidando en Colombia, México, Brasil llevando esta tendencia a los mercados globales: la música, los dramas, las series y las telenovelas han impulsado una verdadera ola de turismo hacia esos países como epicentros mundiales del turismo motivado por la cultura popular.

LOS DESAFÍOS Y RIESGOS DEL AUGE DEL “TURISMO POP”

El crecimiento del turismo pop también trae riesgos, sobre todo en espacios donde las tradiciones y la identidad cultural son especialmente sensibles. Uno de los principales riesgos es la “masificación pop”: cuando un destino salta a la fama por una serie o película y recibe un flujo de visitantes que puede saturarlo, afectar su autenticidad o generar impactos ambientales. Plataformas especializadas en monitoreo de aglomeraciones turísticas han advertido este fenómeno con creciente preocupación.

Otro desafío es la transformación del patrimonio local. La presión turística puede derivar en una “mercantilización pop”, donde tradiciones y espacios se adaptan para responder a las expectativas de los fans, alterando dinámicas culturales propias.

A esto se suma la dependencia de tendencias mediáticas y los influencers. El turismo pop es altamente volátil: su éxito responde a modas pasajeras en el cine, la música o el streaming, lo que puede provocar que un destino se vuelva popular de un día para otro, o que pierda atractivo con la misma rapidez.

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