Especial TTC: Códigos para turistas de mala conducta

Turismo en Machu Pichu, Cuzco, Perú. Fotos: Pixabay/martythelewis

Por Frank Martin

Un deseo universal que comparten las naciones es que el turismo se desarrolle cada vez más aunque, discretamente, tratan de evitar como se pueda aquellos «vacacionistas», que en sus visitas suelen mostrar malas conductas.

Son obvias las razones por las cuales estados de todo el planeta coinciden con el deseo de que arriben turistas. Las estadísticas lo demuestran. Según la Organización Mundial del Turismo, en 2022, al término de la larga pandemia, se registraron cerca de 965 millones de llegadas de turistas internacionales.

La industria turística es responsable de la creación de más de 290 millones de empleos, entre directos e indirectos. Su aportación al PIB mundial superó los siete billones de dólares estadounidenses en el último año.

No obstante, la industria del turismo, envuelta aún en los meses finales de 2023 en tareas de la recuperación, alienta un cuidado especial en cuanto a impedir que aumenten personas que suelen adoptar «malas conductas» cuando emprenden sus viajes de asueto.

Junto a una ola de medidas para aumentar los arribos, en destinos de todo el mundo han surgido más reglas que luchen contra tales perturbadores. Por ejemplo, según datos sobre España publicados en Internet, el país europeo fue el segundo país más popular de Europa para visitar en 2022 después de Francia, atrayendo a 71,66 millones de visitantes.

Todo parece indicar que ello trajo alegría financiera al país ibérico, pero también algunas precauciones. Barcelona recibió 12,4 millones de visitantes en 2022. Entre sus decisiones estuvo  prohibir el desarrollo de nuevos hoteles en el centro de la ciudad y restringir el alquiler de habitaciones a corto plazo, incluido el cierre de alrededor de 8.000 apartamentos turísticos sin licencia. Comenzó así a poner disciplina «en casa».

Otros lugares del mundo muy visitados ya han tomado medidas desde hace un tiempo. En Perú, por ejemplo, la entidad «Tour in Perú» explica en su promoción habitual que «se esmera por brindar a los visitantes una experiencia inolvidable, además de cómoda y segura». Y ha anunciado un código de conducta del turista.

Entre las medidas aconsejadas a los visitantes de vacaciones están «saber de antemano lo básico sobre la cultura del país a visitar» lo cual , afirma «le ayudará a tener una idea clara de qué esperar y disfrutar y «tener una experiencia mucho más satisfactoria y enriquecedora».

El código pide entre otras conductas corteses ayudar a la preservación del patrimonio, a entender las diferencias culturales y ser abierto a otros estilos de vida y experimentarlos para poder enriquecer su experiencia».

En cuanto a la economía llama a comprar artesanías de los lugares que se visiten, evitar productos falsificados y cuidar el medio ambiente.

Pide además al visitante que nunca eche basura en el piso o en lugares inadecuados y que se sume a  procedimientos para evitar la contaminación ambiental con plásticos descartables.

Por su parte la Organización Mundial del Turismo lanzó un código con el título de Capacidad de Carga Turística (CCT) que define como debe adecuarse por los organizadores  «el número máximo de personas que pueden visitar un destino turístico al mismo tiempo, sin causar destrucción del entorno físico, económico y social».

Una advertencia que se ha generalizado es que la conducta de los turistas puede determinar la de la población local que lo recibe. Un llamado índice de irritación de Doxey, una teoría académica, llama la atención al respecto sobre los sentimientos generales de la población autóctona hacia el turismo.

Tal índice menciona varias etapas:

Etapa 1 Euforia: Los locales sienten curiosidad e interés por los turistas, los turistas son bienvenidos en el destino y los locales están entusiasmados con su presencia.

Etapa 2 Apatía: a medida que el número crece, se instala la apatía y se da por sentado a los turistas, la relación entre lugareños y turistas se vuelve más formal y los lugareños se muestran indiferentes hacia los turistas.

Etapa 3 de irritación: a medida que el número de turistas alcanza el nivel máximo de saturación y se espera que sea mayor, los lugareños se preocupan por los aumentos de precios, la delincuencia y la interferencia de su vida cultural por la presencia de los turistas. Los turistas son vistos como una irritación o molestia.

Etapa 4 Hostilidad: Los lugareños se vuelven antagónicos hacia los turistas, culpándolos de todo lo malo de la sociedad y el medio ambiente local, se vuelven hostiles hacia los turistas y buscan tomar medidas para detenerlos.

Especialistas de la industria no creen que seguir pautas para evitar esos problemas pueda dañar el turismo mundial, tan necesitado por la mayoría de las economías nacionales.

Los códigos que surjan tratan de diseminar, con discreción, conductas que eviten impactos en la educación que sea predominante en los destinos, como puede ser la práctica de conductas inadecuadas como las tendencias a la ebriedad y a otras prácticas sociales o francamente antisociales.

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