Mercado de carbono: Cuba estrena reglas para impulsar desarrollo sostenible

Cuba dio un paso crucial para acceder a nuevas fuentes de financiamiento y tecnología que impulsen su desarrollo sostenible con la presentación, este 19 de septiembre, del Reglamento para las actividades del mercado de carbono.

La Resolución 106/2025, presentada en el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), establece el marco legal para que la isla participe de forma activa en estos mercados, lo que representa una oportunidad para atraer inversiones, transferir tecnologías eficientes y crear empleos verdes.

El Dr. Armando Rodríguez Batista, titular del CITMA, recalcó que este es un tema de alta prioridad para el Gobierno cubano, por las oportunidades que representa para el desarrollo sostenible del país y su alineación con los compromisos internacionales asumidos frente al cambio climático.

La Dra. Odalys Goicochea, directora de Medio Ambiente del CITMA, explicó que los beneficios de esta inserción son integrales. «Cuando hablamos de los mercados de carbono, no es solo sobre beneficios ambientales: preservación de nuestra naturaleza, protección de los recursos naturales o diversidad biológica», señaló.

Subrayó que también existen beneficios sociales, como «el acceso y transferencia de tecnologías eficientes, la creación de empleos verdes, mejoras de las comunidades donde se asientan nuestros principales ecosistemas y recursos naturales, y por supuesto, la generación de bienes y servicios». El objetivo final, apuntó, es «trabajar en el desarrollo sostenible del país, que es nuestra principal meta».

¿Cómo funcionan los mercados?

Los mercados de carbono son sistemas donde se comercia con créditos (cada uno equivale a una tonelada de CO2 reducida o absorbida). Existen dos tipos: los voluntarios (basados en acuerdos entre partes) y los regulados (que siguen las normas de la ONU). Cuba participará en ambos esquemas, de manera coherente con su sistema socialista y priorizando áreas como los bosques, la energía, la gestión de residuos y el «carbono azul» asociado a los ecosistemas costeros.

La Dra. Goicochea aclaró que la inserción de Cuba se hace desde un principio de «responsabilidades comunes pero diferenciadas», defendiendo que los países desarrollados no pueden eludir sus compromisos de reducir emisiones en sus territorios. La participación cubana tiene como propósito fundamental contribuir a la conservación de su biodiversidad, reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar el bienestar de su población.

Hace unos meses, el viceministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, Rudy Montero, en el foro comercial agroalimentario de la Iniciativa Mano de la Mano organizado en La Habana por el Ministerio de la Agricultura y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) declaraba a TTC que la inserción se realizará “sobre la base de líneas priorizadas en el área de los bosques, los residuos, la energía y el llamado «carbono azul». El CITMA, junto a otras instituciones y sectores clave, tiene la responsabilidad de desarrollar un sistema de trabajo que permita la inserción de Cuba de manera efectiva, racional a partir de la Contribución Nacionalmente Determinada (CND) con los compromisos que tiene el país.”

Subrayó Montero, entonces, que la inserción en el mercado del carbono toma en cuenta los criterios de sostenibilidad. “Sobre esa nueva mirada estaremos trabajando desde lo científico técnico-metodológico, lo normativo y también desde la concepción de modelos de negocios y de proyectos concretos en las áreas de la gestión de los residuos sólidos urbanos, la transición energética, de todo lo que se pueda introducir en función de eliminar la contaminación generada por la industria”.

Con la puesta en marcha de este reglamento, Cuba no solo consolida su compromiso con la protección ambiental, sino que activa un mecanismo concreto para financiar su desarrollo sostenible. La participación en los mercados de carbono se convierte así en una palanca estratégica para impulsar la transición energética, conservar los valiosos ecosistemas nacionales y generar beneficios tangibles para las comunidades, materializando una visión de progreso que harmoniza la economía con la salud del planeta.

Con información de Juventud Técnica:

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