Especial TTC: La isla de Navaza, un rincón oculto en la historia del Caribe
Por: José Luis Perelló
Muchos influyentes trabajos sustentan la visión de un Caribe que trasciende el idioma y los lazos coloniales, para centrarse en las experiencias históricas comunes: exterminación de indígenas, rivalidades entre las metrópolis y guerras, el sistema de plantaciones, la esclavitud y los contratos de trabajo que establecían condiciones de casi sumisión.
Esta concepción ha sido sostenida por sucesivas generaciones de historiadores y estudiosos caribeños. Desde finales del pasado siglo, la visión más generalizada es que la CARICOM debe ser el núcleo de las relaciones en la Región, y crear de manera consciente un espacio que trascienda la lista de miembros de la CARICOM. En ese sentido, desarrollar la integración de la Comunidad con otros países caribeños, desde Centroamérica hasta Suriname, desde Cuba hasta Venezuela; con un enfoque más fructífero para centrarse en potenciar y promover la expansión del comercio intraregional en la región del Gran Caribe.
En este escenario, el camino hacia una sustentabilidad turística duradera, pasa por el desarrollo y el mantenimiento de estándares de excelencia, internacionalmente aceptados en cada destino: en servicios, en calidad ambiental, en la participación de la comunidad, respeto a la integridad y diversidad culturales y en un turismo multidestino que aproveche la variedad cultural y atracciones naturales. Esta constituye la base para presentar a la Región del Gran Caribe ante el mundo como una Zona de Turismo Sustentable.
En medio de estas reflexiones, y tomando en cuenta el llamado urgente a defender la esencia misma del Caribe, en el foro “Caribbean Travel Forum 2025”; tal vez dirigido a rescatar los valores naturales de todas las islas del Caribe, también se expresó que mientras unas islas avanzan, otras corren el riesgo de convertirse en “refugios para inversores sin escrúpulos” si no se toman en cuenta criterios mínimos de sostenibilidad. No se puede predicar ecoturismo en una isla mientras en la vecina se desconoce hasta de su existencia.
Escondida en el mar Caribe, a 160 km al sur de la Base Naval de Guantánamo que Estados Unidos ocupa en la isla de Cuba, entre Haití y Jamaica; en una ubicación estratégica esta la Isla de la Navaza; realmente pocos han escuchado hablar de ella.
La isla deshabitada está bajo el control de los Estados Unidos y administrada por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos. Haití la incluye como parte del departamento de Grand’Anse, con títulos de soberanía sobre ella desde 1801.
En 1504 Cristóbal Colón, en busca de ayuda pasó por una isla que no tenía agua a la que llamaron “Navaza”, nombre que le dieron en alusión a las navas de España. La descripción de su descubrimiento se halla en el libro “Historia del Almirante”, escrito por su hijo Fernando Colón. Esa isla fue evitada por los marinos durante los siguientes 350 años. Luego tuvo mención relevante durante el viaje de Simón Bolívar, cuando se trasladaba desde Jamaica el 24 de diciembre de 1815, en donde escribió: “La Carta de Jamaica”, cruzó entonces frente a Navaza quedando impresionado por su belleza natural, circunstancia de la cual existe también registro histórico.
En 1857 la soberanía de la isla fue reclamada invocando el Acta de Islas Guaneras de 1856, una ley estadounidense y su toma de posesión el 19 de septiembre de ese año. La extracción de guano empezó en 1865, por la “Navassa Phosphate Company” de Baltimore, con unos 140 trabajadores afroamericanos provenientes de Maryland, bajo estrictas reglas de trabajo impuestas por los abusivos supervisores blancos, lo que provocó una rebelión en la isla en 1889. La guerra hispano-cubana-estadounidense de 1898 forzó a la Compañía a abandonar la isla.
Navaza adquirió importancia nuevamente con la apertura del canal de Panamá en 1914. El transporte marítimo entre la costa este de los Estados Unidos y el canal cruza entre Cuba, Haití y Navaza, la cual siempre había sido un peligro para la navegación. En 1917, se construyó un faro, de 46 m de altura y se encontraba a 120 msnm. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Marina de Estados Unidos creó un puesto de observación en la isla.
Desde 1903 a 1917 Navaza fue una dependencia de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo, y de 1917 a 1996 estuvo bajo la administración de la United States Coast Guard. Desde el 16 de enero de 1997, la isla pasó a ser administrada por el U.S. Department of the Interior, que la puso bajo el control de su Oficina de Asuntos Insulares (Office of Insular Affairs). Navaza fue agrupada, para propósitos estadísticos, con otras islas guaneras del Caribe que estaban bajo posesión estadounidense bajo el nombre grupal de United States Miscellaneous Caribbean Islands.
Una expedición científica en 1998, liderada por el Center for Marine Conservation de Washington D. C., describió a Navaza como «la única reserva de biodiversidad del Caribe». Y el 3 de diciembre de 1999 el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (United States Fish and Wildlife Service) asumió la responsabilidad administrativa de Navaza, que se convirtió un Refugio de Fauna Nacional conocido como Navassa Island National Wildlife Refuge.
El acceso a Navaza es peligroso y los visitantes necesitan permiso de la Oficina de Pesca y Vida Silvestre, para entrar en sus aguas territoriales o desembarcar.
El terreno de la isla de Navaza se compone principalmente de coral y piedra caliza expuestos, la isla está rodeada por acantilados blancos verticales de 30 a 50 pies (9,1 a 15,2 m) de altura, pero con suficientes pastizales para sustentar rebaños de cabras. Está cubierta por un bosque de árboles.
El Refugio Nacional protege los ecosistemas de arrecifes de coral, la vida silvestre y plantas nativas, y proporciona permisos especiales para la investigación científica.
El refugio abarca 1.344 acres (5,44 kilómetros cuadrados) de tierra y un radio de 12 millas náuticas (22,2 km) de hábitat marino alrededor de la isla. Cuenta con grandes colonias de anidación de aves marinas incluyendo más de 5.000 piqueros patirrojos y es el hogar de cuatro especies de lagartijas endémicas. Navaza se administra como parte del complejo de Vida Silvestre Nacional Islas del Caribe. Debido a las condiciones costeras peligrosas, y para la preservación del hábitat de las especies, el refugio está cerrado al público.
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