Gibara, la ciudad del silencio

Vista de la bahía de Gibara desde el mirador del Hotel Ordoño. Foto Gisela Herrero.

Por Daily Pérez Guillén

El susurro de la brisa marina atraviesa las calles que nacen cercanas a las aguas y se alargan hasta la otra orilla o buscan elevarse hasta las colinas cercanas. Gibara es una ciudad empecinada en abrirse al mundo. Las huellas de su próspero pasado, cuando fuera importante puerto para el comercio en el oriente cubano durante el siglo XIX, todavía sobresalen rasgadas por la salitre, los vientos huracanados y el obstáculo económico.

La ciudad de Gibara. Foto Cristian Rojas.

En «la ciudad del silencio» se escucha la banda sonora de Humberto Solás. El cine es quizá la evidencia más locuaz de esa voluntad de refundarse en lo universal. Las imágenes de Inmanol Arias, Ariadna Gil y Benicio del Toro colgadas en la entrada del cine Giba revelan tal empeño. Apenas al cruzar la calle, marcando el centro del parque entre los árboles y con las cúpulas de la Iglesia a su dorso, se alza una estatua de la Libertad, porque Gibara “se la merece».

Hotel Ordoño, Gibara. Foto Leidy Velázquez.

Aquí también ha llegado la E de encanto, elegancia y excelencia de la cadena Cubanacán, como un punto de apoyo para impulsar el desarrollo turístico y la prosperidad. Para ubicarla como destino atractivo ante los viajeros que buscan conocer la historia, la cultura, compartir experiencias únicas con sus habitantes y degustar lo mejor que produce Cuba, se teje un plan que comprende además la mejora de los viales de acceso y sistemas de comunicación modernos.

Estatua de la Libertad, Gibara. Foto Gisela Herrero.

Pero Gibara es más que un festival, su variada arquitectura o un paisaje fotográfico. Hay sensaciones que ninguna imagen puede revelar: la del bolero o la trova en voz de mujer; la del niño desafiando al miedo en las aguas de su bahía; la de la espera.

 

Música y baile popular en el patio del Hotel Plaza Colón, Gibara. Foto Leidy Velázquez.

Gibara guarda la huella del paso del tiempo, y la brisa, la lleva y la trae, arremolinando la certeza de saber que existe apegada al mar que la circunda y bendice.

Maridaje con productos premiums cubanos: ron, tabaco y café. Hotel Plaza Colón, Gibara. Foto Raúl Abreu.

 

 

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