
Foto: Oficina del Conservador de Santiago de Cuba
Santiago cuenta con un Patrimonio sumergido excepcional relacionado con el combate naval de la Guerra Hispano-cubano americana, cuyas características y ubicación lo convierten en verdaderos atractivos para el turismo especializado.
Considerado como parque arqueológico subacuático, posibilita a los interesados el conocimiento de una página imborrable de la historia universal; a su vez, aquellos con aptitudes en el submarinismo conocerán el interior de los pecios con la realización de una “Una inmersión en la Historia”, opción turística con contenido científico, histórico y cultural.
La Guerra Hispano Cubano Norteamericana de 1898 fue una página trascendente para el mundo de finales del siglo XIX. En ese contexto histórico, Santiago de Cuba fue uno de los escenarios principales y en su bahía tuvo lugar el desenlace definitivo con un combate naval, donde resultó hundida la flota española del Almirante Pascual Cervera y Topete.
La Armada española estaba integrada por seis unidades: los cruceros acorazados Infanta María Teresa –buque insignia–, Oquendo, Vizcaya y Cristóbal Colón; los torpederos Furor y Plutón. Todos quedaron desactivados, hundidos o abarrancados en el litoral sur oriental. Diversas circunstancias, junto al paso del tiempo y la mano del hombre, han transformado su fisonomía hasta llegar a convertirse en parte esencial de un ecosistema, donde lo cultural y lo natural, hicieron posible la consideración de un paisaje arqueológico subacuático.
El Infanta María Teresa, reflotado como trofeo de guerra a los Estados Unidos, durante las maniobras del traslado, debido a un mal tiempo, se hundió en las cercanías de la Isla del Gato donde permanece. El resto subsiste frente al litoral santiaguero como huella imperecedera de aquel acontecimiento histórico.
La carretera al municipio Guamá permite el acercamiento y visualización de dos pecios: el Oquendo frente a la desembocadura del Nima Nima, y el Vizcaya en las proximidades del poblado de Aserradero. Mientras, los dos torpederos, fraccionados por los impactos y explosiones, descansan en las proximidades de la playa Mar Verde.
El crucero acorazado Cristóbal Colón, la unidad más moderna de la Armada, llegó hasta la base del Turquino donde continúa en las profundidades de la plataforma insular, como mudo testigo de las acciones de 1898. Este ejemplar está considerado un pecio de gran valor dado su nivel de conservación y autenticidad.
El patrimonio santiaguero gana notoriedad con este conjunto excepcional. Este parque arqueológico subacuático declarado Monumento Nacional, posibilita a los interesados el conocimiento de una página imborrable de la historia universal.
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