La Francia en un museo cubano

Con la apertura, el 1 de mayo de 1964, del Museo Farmacéutico “Ernesto Triolet”, primero de su género en Latinoamérica, se abrió al público la única Botica Francesa creada en el siglo XIX que se conserva completa fuera de Francia.

Ubicada en la ciudad de Matanzas, próxima a Varadero, la farmacia fue fundada el 1 de enero de 1882 por el francés Ernesto Triolet y el cubano Juan Fermín Figueroa, ambos doctores en Farmacia, y revolucionó en su momento las rústicas y tradicionales farmacias de entonces al inaugurarse con los más modernos equipos para manufacturar medicamentos.

La Botica Francesa comercializaba productos importados de los laboratorios más importantes del mundo, fundamentalmente franceses, además de los elaborados allí, once de los cuales, patentados por el Dr. Triolet, recibieron medalla de bronce —conservada en el Museo— en la Exposición Mundial de París, en 1900.

La muestra del Museo Farmacéutico incluye: una bellísima colección compuesta por miles de frascos de cristal y porcelana policromada, en los que se preservaban los productos comercializados al menudeo; medicamentos originales de la época resguardados en sus frascos; las primeras ámpulas utilizadas para sueros; unos 55 tomos de libros donde “están asentadas, por número consecutivo, las fórmulas que se preparaban, el médico que ordenaba, fecha, uso y precio, desde 1882 hasta el 16 de enero de 1964, cuando cesó su gestión comercial; más de un millón de fórmulas originales de medicinas aplicadas en los siglos XIX y XX, y un valioso repertorio de etiquetas, entre otras singulares piezas museables.

Mantienen su integridad las estanterías, la biblioteca, implementos para la producción artesanal de medicamentos –destiladoras, hornos, alambiques, balanzas, retortas, moldes–; artísticos gaveteros, la mesa dispensarial, el laboratorio –perpetuado tal como lo concibiera su creador.

Visitado por centenares de turistas, principalmente franceses, adentrarse en el Museo Farmacéutico “Ernesto Triolet” es trascender las fronteras del tiempo en un espacio realmente mágico que acumula 134 años de historia.

 

 

Ferromar

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