Macchu Picchu, la ciudad Inca repleta de magia y de ritos ancestrales es uno de los lugares sagrados más visitados. Foto: Mac Beláir/123RF

Por Frank Martin

Servicio de TTC.- El turismo religioso es cada vez más importante en la industria sin humo porque permite a los visitantes conocer aspectos íntimos de las culturas de los destinos.

Los itinerarios de los cruceros más grandes del mundo lo demuestran, con numerosas rutas que tocan esos lugares.

De acuerdo con estadísticas esas empresas mantienen más de 100 itinerarios de cruceros que brindan acceso a lugares sagrados: sitios de curación, orientación e inspiración divina que se encuentran en todo el mundo.

Los creyentes buscan visitar en persona esos lugares en la búsqueda de curación, orientación o la inspiración divina.

Los turistas amantes de adentrarse en los conceptos culturales y originales de los destinos que visitan, los acompañan, haciendo de esos viajes un fabuloso negocio.

Los cruceros hacen posible la visita para personas de todas las edades y capacidades.

Es lo que sucede en el Caribe.

En Jamaica por ejemplo la religión es todo un estilo de vida.

En la pequeña Anguila, se publicó no hace mucho una guía de “Lugares de culto”, mientras que en la República Dominicana existe la “Ruta de la Fe” católica.

El Caribe, y en especial Cuba, ha sido el objetivo de frecuentes visitas del Papa católico.

Existen lugares sagrados por todas partes.

En Sudamérica pueden ser reconocidos como sagrados lugares como la isla de Pascua, territorio chileno.

Es una remota isla volcánica en la Polinesia. Su nombre nativo es Rapa Nui. Es famosa por sus sitios arqueológicos, incluidas cerca de 900 estatuas monumentales llamadas «moáis», creadas por los habitantes entre los siglos XIII y XVI.

En el sur de América son destinos indudablemente sagrados Macchu Picchu, la ciudad Inca repleta de magia y de ritos ancestrales que aún se investigan.

Los lugares sagrados están a la vista por todas partes.

Son templos, iglesias, santuarios en los cuales sus fieles se ponen en contacto directo con su fe.

A veces son lugares grandiosos admirados por toda la humanidad, incluso la no creyente.

Y enriquecen las ofertas del turismo en toda su diversidad.